Frank Sharry, Director Ejecutivo de America’s Voice Education Fund, analiza el impacto de la decisión
De acuerdo con McClatchy y The Washington Post, cuyos informes serían cosistentes con el vergonzoso historial de este gobierno, Trump ha decidido terminar el Estatus de Protección Temporal (TPS) para otro país que se encuentra convulsionado y en medio del caos. En esta ocasión se trata de Honduras, una nación azotada por la violencia, el desorden social y afectada por desastres naturales frecuentes que han obligado a más de 57,000 hondureños a buscar refugio en Estados Unidos a través del TPS.
Los beneficiarios de este programa constituyen uno de los grupos de inmigrantes más fuertemente examinados y, a su vez, que contribuyen y pagan impuestos como parte integral de la sociedad estadounidense. Con el transcurso del tiempo, la cancelación del programa obligará a 57,000 hondureños a retornar a un país que no está en condiciones de recibirlos. Esta es una más de las decisiones de poner fin al TPS que coloca a unos 300,000 inmigrantes que están aquí legalmente y con un patrimonio profundamente arraigado al país en camino a la deportación.
Frank Sharry, Director Ejecutivo de America’s Voice Education Fund, dijo:
“La decisión del gobierno de terminar el TPS para los hondureños es despiadada y malévola. Los beneficiarios de este programa han considerado a Estados Unidos como su hogar durante décadas, además de hacer enormes contribuciones a esta nación como trabajadores, propietarios de pequeños negocios, dueños de casas, padres de ciudadanos estadounidenses y activos miembros de la comunidad. Es imprudente y antiestadounidense obligarlos a regresar a Honduras. Hacemos un llamado al Congreso para que apruebe una legislación que permita que los hondureños con TPS se queden en Estados Unidos y para crear una solución permanente para los beneficiarios del TPS fuertemente arraigados en las comunidades estadounidenses”.