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La audacia de Obama y el voto latino

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Sondeo tras sondeo demuestran que el presidente Barack Obama tiene el apoyo del voto latino, pero la pregunta que algunos nos hacemos es si los votantes hispanos votarán en las cifras requeridas para garantizar la reelección del presidente.

La clave para Obama es no sólo promover el mayor registro de latinos, es decir, garantizar que hayan más latinos en las listas, sino asegurarse de que salgan a votar el 6 de noviembre y obviamente que lo hagan por él.

Y garantizar que los latinos salgan a votar depende de muchos factores. Ya no estamos en 2008 cuando el mensaje de cambio tras ocho años de administración republicana, guerras y la antesala de la crisis económica y de vivienda que ha azotado al país por los pasados años resonó entre los latinos votando en cifras sin precedentes.

Los latinos han sido severamente afectados por el desempleo, los embargos hipotecarios y para rematar, por políticas migratorias que han promovido incertidumbre y separación familiar.

La campaña de reelección de Obama ya está enumerando los logros del presidente en diversos rubros que han beneficiado a la comunidad latina.

Pero la espinita del tema migratorio sigue ahí y tanto la campaña como la administración tienen que hacer más que simplemente recordarle a los latinos cuán antiinmigrantes son los republicanos.

Hasta ahora la campaña de Obama, la administración y los demócratas no han tenido que hacer mucho cuando de estrategia electoral latina se trata porque la campaña del virtual aspirante republicano, Mitt Romney, y el Partido Republicano en general, han hecho solitos el trabajo con sus posturas extremas en temas como la inmigración.

Pero sólo recalcar la mala alternativa republicana no supone que automáticamente los latinos se sientan entusiasmados para salir a votar por Obama.

Y sólo decir que en su segundo periodo, si es reelecto, el presidente impulsará la reforma migratoria que se quedó en el tintero, no es precisamente un grito de guerra para que los latinos acudan en masa a las urnas.

No hay que rehuirle al tema migratorio. En las elecciones de 2010, el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, enfrentó una dura reelección frente a una candidata republicana, Sharron Angle, que explotó negativamente el apoyo de Reid a la reforma migratoria y al DREAM Act. Reid defendió ambos asuntos y el voto latino de Nevada se volcó en su favor asegurando su reelección. No se trata únicamente de señalar a los antiinmigrantes sino de tomar acciones concretas.

El presidente tiene que enviar una señal clara y contundente de que está dispuesto a tomar riesgos por hacer lo correcto en materia migratoria y no sólo traer bajo la manga una promesa rota y un récord de deportaciones.

Conceder a los Soñadores o DREAMers un alivio administrativo que los proteja de la deportación en tanto se concreta la opción legislativa demostraría audacia y enviaría el mensaje de que hay una luz al final del túnel en materia migratoria. Y estimularía además a ese sector del voto latino para el cual la inmigración es tema central.

La posibilidad de que el senador republicano de Florida, Marco Rubio, presente su propia versión del DREAM Act, que de todos modos no tiene garantías de avanzar antes de las elecciones, también debería alentar a la Casa Blanca para actuar administrativamente en favor de los Soñadores.

He dicho previamente que en la política la percepción a veces tiene más peso que la realidad y la percepción de que Rubio está tratando de buscar consenso bipartidista y una solución a un tema que tiene el abrumador apoyo de los votantes latinos, puede tener consecuencias en las urnas.

Como señaló el diario La Opinión en su editorial, “si a la Casa Blanca no le gusta la idea de que un republicano como el senador Marco Rubio proponga y gane apoyo –al menos entre los latinos- para una alternativa al “Dream Act”, entonces debe hacer algo en concreto para beneficiar colectivamente a una generación de jóvenes que no sólo no tienen la culpa de su situación legal sino que son necesarios para el futuro de este país”, amparándolos de la deportación administrativamente.

Aunque la alternativa republicana no sea opción para muchos votantes latinos, la campaña del presidente y la Casa Blanca no deben ignorar la posibilidad real de que muchos latinos, desencantados por la falta de avances positivos en materia migratoria, opten por no votar. Movilizarlos con acciones concretas será clave.

Siete de cada diez latinos apoyan a Obama, pero nueve de cada diez latinos apoyan el DREAM Act. Una acción audaz en ese frente sería una excelente herramienta de movilización.

Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice