Por Maribel Hastings, asesora ejecutiva de America’s Voice:
WASHINGTON, DC – Mientras el Congreso se apresta a debatir proyectos de reforma migratoria amplia, los personajes de esta discusión son tan diversos como sus intereses.
En pasados debates esa diversidad de intereses y de opiniones confabuló con los malos vientos políticos provocando el fracaso de la reforma migratoria en 2007, el último debate del Congreso en este frente. Ni siquiera medidas más limitadas, como el DREAM Act, superaron la prueba en 2010 cuando el Senado la engavetó.
Pero la elección presidencial de 2012 cambió el panorama político y soplan favorables vientos de cambio a favor de la reforma migratoria. Hay mayor coincidencia entre los diversos grupos de presión sobre la urgente necesidad de esa reforma. Incluso, pasados rivales, como los sectores empresarial y sindical, han emitido juntos los principios que esperan ver en el proyecto de reforma. El movimiento pro inmigrante está mejor organizado; los antiinmigrantes debilitados, aunque no caídos.
Y la elección presidencial envió un mensaje contundente a los partidos políticos: los votantes latinos tuvieron un papel estelar apoyando la reelección del presidente Barack Obama con más de 71% de su voto. El mensaje: no cumplió su promesa de reforma de 2008, pero le dan otra oportunidad para que la cumpla. Así los demócratas buscan solidificar el apoyo del elector hispano y Obama pretende que su legado sea la reforma y no su cifra récord de deportaciones. Con su voto, los latinos otorgaron un mandato para concretar la reforma.
Los republicanos, por su parte, vieron concretarse lo que por años venía advirtiéndose: necesitan del voto latino para ganar la presidencia. En 2012, el abanderado republicano, Mitt Romney, apenas logró 27% del voto latino con posturas migratorias de línea dura, incluyendo su apoyo a la autodeportación. Tras el desastroso desempeño, líderes republicanos decidieron volver a la mesa de negociaciones para tratar de concretar la reforma que por la pasada década han rechazado y que irónicamente puede ser su tabla de salvación para recuperar la Casa Blanca.
Estos son los protagonistas del debate migratorio 2013:
LOS INDOCUMENTADOS
Es difícil precisar su cifra exacta, pero se calcula que son 11 millones de inmigrantes, mayormente de países latinoamericanos, encabezados por México, pero también de otras diversas nacionalidades. No constituyen un grupo homogéneo. Siempre se asume que todos cruzaron la frontera ayer, pero la realidad es más compleja. Más del 40% de esos indocumentados llegaron legalmente a Estados Unidos y se quedaron una vez vencieron sus visados. Asimismo, el grueso de la población indocumentada lleva más de una década viviendo en Estados Unidos, algunos incluso más de dos décadas. Tienen hijos ciudadanos, familias establecidas, negocios propios, son trabajadores dedicados, pagan diversos tipos de impuestos (sobre propiedades, sobre ventas, algunos sobre ingresos), son activos en sus comunidades, son brillantes estudiantes que no conocen otro país que no sea éste, en resumen, están ampliamente integrados a la fibra del país, pero sin el documento que lo compruebe. Se calcula que más de cinco millones de niños ciudadanos de Estados Unidos tienen cuando menos un padre o una madre indocumentados. Tanto la Casa Blanca como el Grupo de los Ocho, los senadores que negocian un proyecto bipartidista, contemplan otorgar una vía a la ciudadanía para estos indocumentados, aunque no se ha fijado cuán larga será la espera. Otros, sobre todo republicanos de la Cámara Baja, abogan por un plan de legalización sin vía a la ciudadanía y éste parece ser uno de los puntos contenciosos del presente debate.
LOS DREAMers
Punta de lanza del movimiento pro inmigrante, los Soñadores se han convertido en el rostro central de los esfuerzos por su particular situación: fueron traídos de niños por familiares, es decir, no ingresaron sin papeles al país por cuenta propia. Son estadounidenses en todo el sentido de la palabra excepto por el documento que lo comprueba. Hace más de una década se presentó el proyecto de ley DREAM Act que busca legalizarlos, pero no ha logrado aprobarse de manera independiente. El DREAM Act también forma parte de cualquier plan de reforma migratoria amplia que se discuta en el Congreso. Tras el fracaso legislativo del DREAM Act en 2010, los Soñadores reforzaron su estrategia solicitando un amparo administrativo de la deportación y lo lograron en junio de 2012. No sólo obtuvieron la acción diferida o DACA, sino que resucitaron los esfuerzos por impulsar la reforma migratoria amplia que los legalice a ellos, sus familias y a inmigrantes trabajadores. Cada año 65,000 estudiantes indocumentados se gradúan de las escuelas secundarias del país.
BIBLIAS, INSIGNIAS Y EMPRESAS – Bibles, Badges and Businesses (BBB)
El movimiento conservador tiene un influyente y vital papel en presionar al Congreso y lograr los votos requeridos para aprobar una reforma migratoria, particularmente entre los republicanos. En esta oportunidad, los grupos de fe, las agencias policiacas y las empresas se agruparon en un solo movimiento llamado Biblias, Insignias y Empresas o BBB, por sus siglas en inglés. Los grupos de fe, con iglesias de diversa denominación, consideran que la reforma migratoria es un asunto moral. Cientos de miles de indocumentados son feligreses en miles de iglesias a través del país y de hecho, han dado un soplo de vida, con su membrecía, a muchas de estas iglesias. Por su parte, los grupos policiales argumentan que la falta de una reforma migratoria dificulta su labor de mantener a las comunidades seguras porque las personas sin documentos, por temor a las autoridades, no reportan si son víctimas o testigos de delitos. Finalmente, el sector empresarial necesita mano de obra: desde profesionales extranjeros hasta trabajadores extranjeros no especializados. El tope de los visados existentes para profesionales extranjeros (H1B), para trabajadores agrícolas temporales (H2A) y para trabajadores temporales no especializados (H2B) son insuficientes y no se ajustan a la realidad de las necesidades de los empleadores. Se calcula que al presente hay casi ocho millones de indocumentados en la fuerza laboral estadounidense. En el debate de 2007, las empresas y los sindicatos no se vieron cara a cara porque los primeros se oponían a una comisión favorecida por la mayor parte de los sindicatos para regular los futuros flujos de trabajadores de acuerdo a las necesidades del mercado laboral. Los empresarios favorecieron un plan de trabajadores huéspedes rechazado por los sindicatos. En esta oportunidad, sindicatos y empresarios presentaron un conjunto de principios acordados sobre la reforma migratoria, aunque el tema de los futuros flujos sigue siendo contencioso.
LOS SINDICATOS
Forman parte integral del movimiento pro reforma migratoria toda vez que cientos de miles de trabajadores indocumentados integrarían los sindicatos renovando las reducidas filas de trabajadores estadounidenses sindicalizados. En el debate de 2007, la central sindical AFL-CIO y el Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU) tuvieron diferencias por el tema de los futuros flujos de trabajadores dentro del plan contemplado entonces en el Senado. Esta vez las pláticas se centran en garantizar una reforma amplia con una vía a la ciudadanía. De hecho, los sindicatos están aplicando las mismas estrategias que utilizaron para movilizar votantes en las elecciones presidenciales de 2012: manifestaciones, bancos de llamadas, anuncios locales, estatales y nacionales, redes sociales.
LOS TRABAJADORES AGRICOLAS
Quizá uno de los sectores laborales indocumentados más explotados en el país son los trabajadores agrícolas. Se calcula que 72% de los trabajadores agrícolas de Estados Unidos son extranjeros y la mayoría, entre 75% y 90%, son indocumentados. La falta de mano de obra estadounidense que lleve a cabo esta labor es palpable a diario y más aún en los momentos en que el quebrantado sistema migratorio ha quedado expuesto, por ejemplo, cuando Alabama implementó la antiinmigrante ley HB 56 y agricultores perdieron sus cosechas porque los indocumentados, por temor a ser detenidos, dejaron de laborar en los campos. Las visas para trabajadores agrícolas temporales H2A ascendieron a 55,921 en el año fiscal 2010 mientras los agricultores contratan a cerca de 900 mil trabajadores cada año. El proyecto de ley AgJOBS, que formaría parte de un plan de reforma migratoria amplia, busca legalizar a lo más de 1.5 millones de trabajadores agrícolas, y concederles las protecciones laborales de las que carecen.
EL MOVIMIENTO PRO INMIGRANTE
Las lecciones aprendidas por las derrotas de la pasada década han resultado en un movimiento pro inmigrante más unido y mejor organizado y para este nuevo debate se han agrupado bajo la coalición Alianza para la Ciudadanía (A4C, por sus siglas en inglés) integrada por sindicatos y organizaciones locales de base, estatales y nacionales que buscan presionar al Congreso y a la administración a diversos niveles. Desde los pasillos del Congreso hasta las oficinas distritales de los legisladores que hay que convencer para apoyar la reforma migratoria. El punto central del movimiento pro inmigrante es una reforma migratoria que contenga una vía a la ciudadanía para los 11 millones de indocumentados. Cuando arranque el debate migratorio y comience el tira y afloja para ver qué medidas quedan y cuáles salen, este movimiento será puesto a prueba por los ya tradicionales roces de quienes quieren todo o nada, sin ningún tipo de concesiones, y quienes quieren lograr algún alivio aunque ello suponga hacer algún tipo de concesión. De momento, sin embargo, se han mantenido unidos en la petición de una vía a la ciudadanía y no una legalización sin ciudadanía, como han propuesto algunas figuras republicanas. Contrario a fallidos debates previos, el movimiento pro inmigrante está combinando efectivamente elementos tradicionales de presión como marchas, manifestaciones y visitas a legisladores, con las nuevas armas de presión vía redes sociales inmediatas y virtuales que permiten que millones de personas se sumen a la lucha por la reforma y ejerzan presión en momentos claves del debate.
EL MOVIMIENTO ANTIINMIGRANTE
Con el fracaso de la reforma migratoria en 2007, se manifestó el poder de persuasión que tuvo en el Congreso un movimiento antiinmigrante reducido pero vociferante, capaz de inundar con llamadas de oposición a la reforma los teléfonos del Congreso. Con ese triunfo a cuestas, se envalentonaron para impulsar la aprobación de medidas antiinmigrantes a nivel estatal que dieron paso a leyes como la SB 1070 de Arizona o la HB 56 de Alabama. El freno a muchas de estas leyes en los tribunales, el renovado esfuerzo pro reforma tras la elección de 2012 que probó la importancia del voto latino para ganar la Casa Blanca, y la mejor organización del movimiento pro inmigrante han neutralizado en gran medida a los antiinmigrantes, pero no hay que bajar la guardia. En este sector antiinmigrante confluyen organizaciones, movimientos e instituciones que van desde las extremistas agrupaciones neonazis, hasta reconocidos centros de investigación con sede en Washington, D.C., sin olvidar a ciertos legisladores y comentaristas que parecen voceros de estas organizaciones. Según la institución de defensa de los derechos civiles, Southern Poverty Law Center (SPLC), la médula de la corriente anti inmigrante está interconectada y financiada por una misma fuente.
En el informe “El cabildeo nativista, Tres caras de la intolerancia”, el SPLC sostiene que la Federación Americana por la Reforma de Inmigración (FAIR), el Centro de Estudios de Inmigración (CIS), y NumbersUSA fueron creadas por el restriccionista John Tanton, quien ha estado vinculado con el Fondo Pioneer, una institución que ha realizado estudios intentando probar la superioridad de la raza blanca. Según SPLC, FAIR es el brazo de cabildeo y acción del movimiento anti inmigrante; CIS es el centro “independiente” de pensamiento; y NumbersUSA el organizador de las bases.
LA FRONTERA
Punto neurálgico de todo debate migratorio es la seguridad fronteriza. En 2007 los llamados a rechazar la reforma hasta que la frontera estuviera segura, sumado a otras diferencias de contenido, echaron por tierra la reforma. Y en 2007, tras el fracaso de la reforma amplia, lo único aprobado fue un proyecto de ley que fijaba requisitos en materia de seguridad que debían cumplirse. En 2013 ya la mayor parte de esos requisitos se han cumplido y aunque la excusa de la seguridad fronteriza sigue esgrimiéndose por quienes se oponen a la reforma migratoria, la frontera está más segura que nunca antes. Un reciente informe del Instituto de Política Migratoria (MPI, por sus siglas en inglés) concluyó que en el año fiscal 2012 Estados Unidos gastó 18 mil millones de dólares sólo en la aplicación de leyes migratorias, más que el FBI, la DEA y el Servicio Secreto combinados. Armados de tecnología, bardas virtuales y físicas y duplicando la cifra de agentes fronterizos, los cruces de indocumentados están a su nivel más bajo en 40 años.
EL VOTO LATINO
Fue protagonista en las elecciones presidenciales de 2012. El “gigante dormido” despertó y la inmigración fue sin duda uno de los elementos movilizadores. A pesar de que el presidente Obama no cumplió su promesa de 2008 de impulsar una reforma migratoria, su decisión en junio de 2012 de amparar temporalmente de la deportación a los Soñadores o DREAMers, le sirvió para demostrarle a los votantes latinos que estaba dispuesto a invertir capital político en la reforma y concretarla en su segundo mandato. Le concedieron el beneficio de la duda ante un candidato republicano, Mitt Romney, que optó por alienarlos promoviendo la autodeportación como solución a los 11 millones de indocumentados, y prometiendo vetar el DREAM Act si llegaba a su escritorio. Obama logró más de 71% del voto latino y Romney 27% y se manifestó claramente el papel del voto latino en ayudar a determinar quién ocupa la Casa Blanca y el papel que juega la inmigración sobre la percepción de los votantes latinos sobre los candidatos y en determinar por quién votan. El voto latino fue tan contundente, que en cuestión de horas líderes republicanos manifestaron la necesidad de atajar el tema de la reforma prontamente. En noviembre del 2012 la reforma migratoria era el asunto principal a tratar para un 35% de los votantes latinos mientras que la economía y los trabajos contaban con un 53% de apoyo. En febrero del 2013, un 58% de los votantes latinos identificaron el tema de la inmigración como asunto principal mientras que 38% entendía que la economía era lo principal a tratar.
LOS DEMOCRATAS
Tienen mucho que ganar con la aprobación de una reforma migratoria, particularmente al solidificar su apoyo entre los votantes latinos al cumplir una promesa pendiente. En ese universo de indocumentados existen futuros votantes que cortejar.
LOS REPUBLICANOS
También tienen mucho que ganar. Su viabilidad política en elecciones generales depende de ampliar su base y de atraer al grupo demográfico y electoral de mayor crecimiento: los hispanos, y apoyar una reforma migratoria es la forma de atraer a ese sector del electorado. Una victoria compartida con los demócratas puede rendir frutos. Una encuesta de Latino Decisions para America’s Voice, SEIU y el Consejo Nacional de la Raza (NCLR) encontró que un 44% de los votantes latinos a nivel nacional dicen que se inclinarían a votar republicano si el partido toman liderazgo y se esfuerza para que se apruebe una reforma migratoria con un vía hacia la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados. Esto incluye un 43% de latinos que le dieron el voto a Obama en el 2012, y un 49% de latinos que se identificaron con independientes. De hecho, 52% de los votantes latinos han apoyado a candidatos republicanos en algún momento.
Prometió una reforma migratoria en 2008 en su primera campaña presidencial. La promesa no se cumplió y en su lugar Obama ha roto récords de deportaciones, el grueso de ellas mediante la ampliación de los programas de colaboración migratoria entre autoridades federales, estatales y locales como 287(g) y Comunidades Seguras. Obama, enfrentado a la posibilidad de un voto latino apático en 2012 por la falta de reforma, amparó a los Soñadores de la deportación en junio de 2012 y con ello movilizó al voto latino. Obama quiere ser recordado como el presidente que promulgó la reforma migratoria y no como el que más inmigrantes deportó.