Por Maribel Hastings, asesora ejecutiva de America’s Voice:
WASHINGTON, DC – No sé ustedes, pero yo no veo la hora en que el 2012 sea historia. Fueron muchas las pruebas a nivel personal y colectivo, y aunque nada garantiza que el 2013 vaya a ser mejor, cuando menos la idea de un nuevo comienzo da esperanzas de que algunas conductas puedan enmendarse, de que otras cosas puedan mejorarse, y que lo que quedó pendiente pueda concretarse.
Si algo pido a nivel personal es mucha salud, porque con esa pueden conseguirse otras cosas.
A nivel colectivo son muchas las cosas que pediría.
Para mi natal Puerto Rico, pediría paz porque cada día que pasa me duele leer las noticias o escuchar los relatos de familiares y amigos sobre el horror que a diario trae la violencia a mi bella islita. Hasta cuándo, me pregunto. Hasta cuándo de matanzas por el narcotráfico, de violencia de género, sobre todo contra la mujer. De violencia contra los niños, de violencia contra los animales. De ese adormecimiento colectivo que lleva al ser humano a ponerse “gríngolas” para no ver lo que pasa a su alrededor porque es el mejor mecanismo de defensa del que pueden echar mano. Partidos políticos vienen y van y la corrupción sigue rampante. Mientras rojos, azules y verdes viven en eterna campaña electoral o discutiendo el próximo plebiscito, la Isla se desmorona, miles de vidas se pierden, miles de cerebros se fugan a otros lares, y millones viven como presos en sus propios hogares. Lo único que me resta es rogar por un milagro porque me parece que es lo único que puede salvar a Borinquen de la violencia y de tan malos líderes.
Al cruzar el charco, acá en Estados Unidos, debo decir que el 2012 ha sido agridulce para mi comunidad hispana.
Cientos de miles perdieron sus hogares por embargos hipotecarios, otros más siguen desempleados, la violencia también nos acecha hasta en lugares insospechados. Miles de familias han sido separadas por la deportación.
Sin embargo, a nivel político sucedieron cosas que han dado esperanzas a toda una comunidad inmigrante y a los ciudadanos y residentes legales unidos de algún modo a los indocumentados.
De no tener ningún tipo de esperanza de avances en el frente migratorio, los jóvenes indocumentados Soñadores o DREAMers encabezaron una campaña de presión política que culminó en que se les concediera un alivio temporal de la deportación el pasado 15 de junio.
Esto a su vez generó una movilización política sin precedentes que culminó el 6 de noviembre con una estelar participación de los votantes hispanos en las urnas demostrando sin lugar a dudas que su voto define elecciones y que sus asuntos deben ser atendidos. Uno de esos asuntos es la reforma migratoria.
El 2012 marcó el cuarto año en que una promesa de campaña quedó sin concretarse. En el año fiscal 2012, casi 410,000 inmigrantes fueron removidos del país, algunos con razón, pero muchos eran padres o madres de familia que buscaban una mejor vida.
En el 2013 pido que se hagan realidad las promesas de los líderes de ambos partidos de debatir de una vez y por todas una reforma migratoria amplia con una vía de ciudadanía para los 11 millones de indocumentados. Que tanta retórica y cacareo se traduzcan finalmente en acciones concretas en ese frente.
Y pido que el 2013 que está por llegar nos traiga a todos salud y que se convierta en el año de la esperanza. Esperanza de menos violencia ; esperanza de valentía y coraje para los políticos que nos representan; esperanza de que los avances políticos que tuvimos como comunidad en este 2012 sean preludio de que lo mejor está por venir.