La contradicción entre proteger a quienes buscan asilo y deportarlos es profunda
El New York Times informa que el gobierno de Obama está trabajando con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados a fin de establecer un programa de reasentamiento regional en América Central. Esto muestra el reconocimiento de que quienes huyen de la muerte, las violaciones y la extorsión en El Salvador, Honduras y Guatemala merecen protección, ya sea en los países alrededor o ser reasentados fuera de la region. Pero es difícil conciliar esta noticia con la iniciativa del gobierno de Obama de llevar a cabo redadas y posteriores deportaciones de madres e hijos vulnerables que han huido de esa misma violencia. Es el colmo el dar inicio a una iniciativa para proteger a quienes buscan asilo en la region, cuando al mismo tiempo se les está deportando de Estados Unidos.
El Times informa sobre los detalles de la nueva iniciativa:
“Diseñado para ayudar a migrantes de tres países azotados por la violencia en la zona antes de que empiecen a viajar hacia Estados Unidos, el nuevo programa de reasentamiento de refugiados será anunciado por el Secretario de Estado, Jeh Johnson, el miércoles en Washington. Con base en el plan, la agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados trabajará con Estados Unidos a fin de establecer centros de procesamiento en varios países cercanos, donde los migrantes estarán temporalmente fuera de peligro… El gobierno decidió presionar por un programa formal de refugiados, dijeron los funcionarios, tras concluir que la epidemia de violencia de las criminales pandillas internacionales en los tres países ha alcanzado niveles de crisis y requirió una respuesta regional más amplia.
Dado el alcance de este esfuerzo, es poco probable que veamos en el corto plazo crifras significativas de refugiados centroamericanos ayudados por el porgrama recién anunciado. Mientras tanto, redadas y deportaciones están enviando a familias centroamericanas vulnerables hacia la violencia de la que huyeron, esparciendo el miedo entre toda la comunidad inmigrante. Las redadas han provocado una revuelta de congresistas demócratas, con la inmensa mayoría del caucus demócrata de la Cámara Baja firmando una nueva carta en la que se condenan las redadas y el miedo que ha invadido a la comunidad inmigrante. En el Senado, el líder de la minoría, Harry Reid, expresó su esperanza ayer por una “pausa” en las redadas. En tanto, las comunidades inmigrantes están respondiendo al terror organizándose para defenderse ellas mismas y abogando por un alto inmediato de las redadas y las deportaciones.
De acuerdo con Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, “es un paso positivo el que el gobierno de Estados Unidos reconozca oficialmente que hay una crisis de refugiados en América Central impulsada por la violencia generalizada y que la respuesta apropiada sea un programa de protección y reasentamiento respaldado por la ONU. Sin embargo, es contradictorio que el mismo gobierno esté defendiendo las redadas y deportaciones de quienes ya están en Estados Unidos huyendo de la muerte, las amenazas y la violencia sexual. En lugar de procesos fallidos, redadas y deportaciones rápidas, los refugiados centroamericanos vulnerables que están en el país merecen cuidado especial –como un mejor debido proceso y un Estatus de Protección Temporal–, dado que las decisions que se tomen en torno a la suerte de los centroamericanos puede ser un asunto de vida o muerte”.