Con los sondeos que colocan al presidente Barack Obama y al casi nominado presidencial republicano, Mitt Romney, virtualmente empatados en la preferencia electoral, es buena noticia que hayan arrancado a todo vapor las campañas como ¡Todos a Votar! de registro y movilización de los votantes latinos que pueden marcar la diferencia en una contienda cerrada.
Y ya, cercanos a las convenciones nacionales de ambos partidos, la republicana en Tampa, Florida a fines de agosto, y la demócrata en Charlotte, Carolina del Norte a principios de septiembre, los partidos, sobre todo el retador republicano Romney, enfilan los cañones para tratar de entusiasmar a votantes desafectos, ya sea mediante propuestas y promesas, o mediante la selección del compañero de fórmula.
Con los votantes latinos la labor será mas complicada para unos, pero para otros nada está escrito en piedra.
Ahora Romney pondera qué figura lo ayudará a conseguir votos en aquellos estados vitales para reunir los 270 votos electorales que saquen a Obama de la Casa Blanca: busca seguir movilizando a la base conservadora, y atraer a independientes pasando por grupos específicos como mujeres o hispanos.
Entre los nombres sorteados figura la ex Secretaria de Estado, Condoleezza Rice, de sólidas credenciales conservadoras aunque con una postura razonable en materia migratoria que contrasta con la mano dura evidenciada por Romney en ese rubro.
De otra parte, sigue surgiendo el nombre del senador republicano de Florida, Marco Rubio, a quien muchos consideran la tabla de salvación de Romney con el voto latino, sobre todo para alzarse con el botín electoral de Florida, aunque un sondeo de la firma Latino Decisions entre los votantes hispanos de cinco estados claves para el voto latino, incluyendo Florida, encontró que la presencia de Rubio en la mancuerna no haría mucha diferencia entre los votantes hispanos. Obviamente en Florida, estado que Rubio representa ante el Senado federal, el apoyo a su presencia en la boleta es mayor, sobre todo entre los votantes cubanos y cubanoamericanos. Rubio intentó impulsar un DREAM Act light que se quedó en el tintero cuando Obama anunció la acción diferida para los Soñadores el pasado 15 de junio. Como Romney, Rubio nunca explica exactamente qué hacer con los 11 millones de indocumentados.
Los emisarios de Romney, como el ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, siguen empujando el talking point de que con Romney en la Casa Blanca y un Congreso republicano la reforma migratoria será más viable, pero lamentablemente el problema es que ni Romney ni la mayoría de los republicanos en el Congreso la apoyan.
Sin embargo, el tema del voto latino no pinta bien para Romney quien sigue rezagado por dobles dígitos ante Obama y ni siquiera sus críticas en materia económica parecen hacer mella entre un sector de votantes con una de las tasas más altas de desempleo en todo el país. Lo cual denota que hasta ahora Romney ha sido definido entre los votantes latinos como la figura de mano dura en inmigración que mostró en el proceso primarista: promotor de la autodeportación y de vetar el DREAM Act, entre otras cosas. Y lo cual denota lo definitorio del tema entre los electores hispanos. Con el voto latino, a Romney no parecen salvarlo ni Rubio ni el médico chino.
No que Obama esté libre de pecado. El portal de Univision.com reportó que por cuarto año consecutivo Obama se apresta a romper su propia marca de deportaciones, otras 400 mil entre 2011 y 2012. Su campaña enfatiza que al hacer un balance, Obama apoya la reforma migratoria integral, el DREAM Act y ha impulsado medidas de alivio administrativo para amparar a algunas personas de la deportación en tanto se concreta la reforma migratoria que se quedó en el tintero.
En todos los puntos tienen razón, pero el problema es que las bajas cifras de Romney con los votantes latinos sólo suponen la mitad de la pelea gana para Obama. Un reciente sondeo de NBC/Wall Street Journal y Telemundo encontró que el nivel de entusiasmo entre los votantes hispanos es menor que en 2008 para el mismo periodo.
Yo no dejaría nada a la suerte y sin hacer ningún tipo de alusión a los partidos políticos de mi natal Puerto Rico, me atrevería recomendarle a la campaña de Obama que no descarte el uso de las tumbacocos para hacer campaña en Estados Unidos y entusiasmar un tanto a los votantes. La tumbacocos, camión, camioneta, guagua, como quiera llamarle, que forrado de parlantes o bocinas vende promesas de campaña o cuando menos llama su atención. Que las promesas se concreten es harina de otro costal, pero cuando menos alerta a los electores de que hay una elección en puerta porque a juzgar por los sondeos, el reto de Obama el 6 de noviembre será sacar a los electores a votar.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice