Por Maribel Hastings, asesora ejecutiva de America’s Voice
Las filas de miles de jóvenes Soñadores a través del país dando el primer paso para conseguir un alivio temporal de la deportación mediante la acción diferida fueron difíciles de ignorar, pero la mancuerna presidencial republicana logró hacerlo.
Aparte de repetir que la acción diferida es una solución temporal que dificulta una salida permanente al dilema migratorio, el casi nominado presidencial republicano, Mitt Romney, sigue sin aclarar qué hará con la normativa administrativa si es electo: ¿la revocará?
Una solución permanente para los Soñadores bajo la potencial presidencia de Romney parece lejana porque el gobernador ha dicho que vetaría el proyecto de ley DREAM Act que los legalizaría, si llegara a sus manos. Y la reforma migratoria integral, que incluiría el DREAM Act, tampoco se vislumbra en el horizonte de una potencial administración Romney quien ha promovido el concepto de la autodeportación.
Este verano, ante la conferencia de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos y Designados (NALEO), Romney dijo que de ser electo “presentaré mi propia solución a largo plazo que reemplazará y superará la medida temporal del presidente” aunque no aclaró, ni en esa oportunidad ni ahora, en qué consiste esa solución a largo plazo.
La acción diferida, que concede un permiso de trabajo, es renovable cada dos años. No ofrece una vía de legalización que sólo puede conseguirse a través de legislación. Y aunque resulta difícil pensar que el próximo presidente electo, si es Romney, revoque el alivio administrativo que ha generado esperanzas de un futuro más estable a casi dos millones de jóvenes indocumentados, todo puede suceder.
En lo personal, me resulta incómodo ver las entrevistas de republicanos hispanos, otroras promotores del DREAM Act y de la reforma migratoria amplia que Romney tampoco apoya, justificando las posturas del candidato y de su segundo, Paul Ryan, contrarias a los intereses de la comunidad latina en el frente migratorio y contrarias a los temas que ellos mismos han defendido. No suena convincente defender una mancuerna opuesta al DREAM Act y a la reforma migratoria integral que cuentan con el amplio apoyo de la mayoría de los votantes latinos.
Siempre argumentan que esta elección es sobre la economía, la principal preocupación de los hispanos. Todos sabemos la importancia de la economía en esta elección, pero tampoco pueden ignorar que el tono y las propuestas republicanas en materia migratoria, o su silencio ante el veneno que sueltan algunas figuras republicanas, son las que impiden que ese partido suponga una alternativa viable para los votantes latinos, propongan lo que propongan en materia económica. Las encuestas así lo demuestran.
Cuestiono que estas figuras republicanas hispanas no cuestionen a su vez el liderazgo de su partido o permanezcan mudos cuando personajes como la gobernadora de Arizona, Jan Brewer, tratan de echar un balde de agua fría a las esperanzas de estos jóvenes que irónicamente quieren contribuir a la economía y a la seguridad del país que tanto dicen defender los republicanos.
La acción diferida se dice fácil, pero no lo ha sido. Ha sido un proceso arduo, doloroso, y han sido muchos los que no tuvieron la oportunidad de formarse en filas en Chicago, Los Ángeles o Nueva York porque ya fueron deportados.
Ahora, si todo marcha bien, y si el proceso es bien implementado, los que queden serán amparados de la deportación, así sea temporalmente, y obtendrán un permiso de trabajo.
Pero la solución permanente sigue siendo el proyecto DREAM Act o una reforma migratoria integral.
Una joven Soñadora que este verano hizo una pasantía en nuestra organización, Mariella Saavedra, envió un mensaje cuando por fin pudo imprimir el formulario I-821D para solicitar la acción diferida: “Estoy en shock”, dijo, aunque de alegría ante la oportunidad que abre puertas que hace dos meses parecían inalcanzables.
En shock, pero negativamente, quedaríamos muchos si Romney opta por revocar la acción diferida, si es que gana la presidencia. Aunque con todo el trasfondo y con su silencio ensordecedor sobre cómo procedería en ese frente, nada me sorprendería.