Eso corresponde al Congreso y ahora es el momento
A continuación compartimos una declaración de Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice Education Fund, sobre una nota publicada por elWashington Post que cita comentarios del Sen. James Lankford (R-Okla.), en el sentido de que el presidente está dispuesto a ampliar el plazo del 5 de marzo para los beneficiarios de DACA si el Congreso no logra hacer algo al respecto para entonces.
Seamos claros: el destino de los Dreamers está en manos del Congreso. El presidente y su equipo han terminado DACA de una vez y para siempre, y se han apartado a sí mismos del centro de la acción. Si los Dreamers van a ser protegidos, el Congreso va a tener que encargarse de ello.
Trump terminó DACA el 5 de septiembre, el mismo día en que el Procurador General lo declaró anticonstitucional. Su gobierno bloqueó nuevas solicitudes e impuso la arbitraria fecha límite del 5 de octubre para las renovaciones. Eso es todo. DACA se acabó. ¿Emitirá el Procurador General una nueva acción ejecutiva para ampliar los actuales beneficiarios de DACA? No. Lo único que queda entre los beneficiarios de DACA y la posibilidad de perder sus empleos, espacios en las universidades y la protección contra la deportación es la fecha en que expira su permiso de trabajo. Y lo único que puede revertir este impensable resultado es la acción del Congreso.
Sí, Trump negoció un acuerdo en principio con “Chuck y Nancy”. Pero eso fue antes de que la Casa Blanca diera a conocer una larga lista de severas condiciones escritas por Stephen Miller y publicadas a nombre de Trump. En nuestra opinión, el objetivo no era plantear una posición negociadora, sino descarrilar la legislación. Los llamados “principios de la Casa Blanca” fueron inmediatamente denunciados por los demócratas e ignorados por los republicanos. La Casa Blanca de Trump ya no es el centro neurálgico de una solución para los Dreamers.
Así que depende del Congreso. Cada demócrata está preparado para votar por el Dream Act. Muchos republicanos están listos para votar por el Dream Act o algo parecido. Si el liderazgo republicano en la Cámara de Representantes y en el Senado permitieran los votos, la legislación sería aprobada. El problema es que el líder de la mayoría, McConnell, y el presidente de la Cámara Baja, Ryan, saben que este tema causa divisiones entre sus grupos, y son reacios a presionar. Hablan de grupos de trabajo, orden normal y el plazo del 5 de marzo. Pero por mucho que parezca que quieren hacer algo, no tienen un plan de acción. Si no logran tener uno ni llevarlo a cabo, entonces es más probable que veamos a los republicanos retrasar el tema hasta liquidarlo.
Necesitamos que hagan algo. Requerimos que aprueben una legislación. Necesitamos que los republicanos y los demócratas en el Congreso se unan, forjen un acuerdo y, si es necesario, adjunten el Dream Act a un proyecto de ley que deba aprobarse este año. Trump se ha marginado él mismo. Hablar de “orden normal” por parte de los republicanos se está convirtiendo en una excusa para la inactividad. Necesitamos que los republicanos se unan a los demócratas para lograrlo, y pronto. Los riesgos son increíblemente altos. La hora de la verdad se nos viene encima. Fracasar no es una opción.