La semana pasada ICE anunció que en los primeros 100 días del gobierno de Trump la cantidad de arrestos de inmigrantes indocumentados se incrementó en 38%. Una forma efectiva en que este gobierno está elevando sus cifras de deportación tiene que ver con el hecho de que persigue a inmigrantes indocumentados que son fáciles de hallar; es decir, aquellos que se han presentado a sus citas con ICE con regularidad durante años, con base en el ejercicio de la discreción procesal.
Estas “redadas silenciosas” se enfocan en personas de manera individual. Los inmigrantes van a las oficinas de ICE, y en lugar de que su caso sea revisado y luego sean enviados a casa a continuar con sus vidas como lo han hecho durante años, son detenidos y deportados. Irónicamente, esta estrategia castiga a las personas que están tratando de hacer lo que el gobierno les pide. Por lo general, han vivido en el país durante una década o más, tienen hijos ciudadanos estadounidenses y nada tienen en sus antecedentes que los haga considerar peligrosos. Son solo inmigrantes comunes que en el anterior gobierno se pensó que deberían ser colocados en el último renglón de la lista de deportaciones, mientras continuaran acudiendo a sus citas como se les pedía.
En abril, una nota en el Atlanta Journal-Constitution, firmada por Jeremy Redmon y titulada “Citas con ICE pueden ahora llevar a la deportación de los inmigrantes”, hizo alusión a este tema, haciendo notar que:
En enero, el presidente Donald Trump dio a conocer una orden ejecutiva expandiendo ampliamente el margen de personas consideradas prioridades de deportación. El duro enfoque de los republicanos se puso a prueba un mes más tarde cuando agentes de deportación se distribuyeron en todo el país y persiguieron a cientos de inmigrantes no autorizados. Pero ICE ha estado usando otra táctica que ha tenido menos atención: esperando a que los perseguidos vengan a ellos.
En el Sur de Florida, un artículo del Sun-Sentinel titulado “Inmigrantes indocumentados son ahora arrestados durante sus citas programadas”, y Sergio Bustos, de Politico en Florida, subrayan cómo activistas locales cada vez más hablan en contra de “las ‘redadas silenciosas’ del gobierno de Trump para deportar inmigrantes que llegan a sus citas de rutina con los agentes de inmigración”.
Casos bastante conocidos, como los de Guadalupe García de Rayos en Arizona y Roberto Beristain en Indiana, así como otros ejemplos de Arizona, California, Connecticut,Florida, Georgia, Michigan, New Jersey, North Carolinaencajan en este mismo patrón: antiguas citas de rutina en las oficinas de ICE se están convirtiendo en el primer paso hacia la expulsión de Estados Unidos. Otros ejemplos, como la trágica historia de una madre de familia de Ohio, Maribel Trujillo Díaz, muestran que la detención y posterior deportación viene poco tiempo después de su cita anual con ICE.
Según Frank Sharry, Director Ejecutivo de America’s Voice:
Con pocas excepciones, las ‘citas’ con ICE se están convirtiendo en casos de ‘ven tú mismo para que seas deportado’. El gobierno de Trump no necesita depender de redadas cuando esas ‘redadas silenciosas’ cumplen con sus objetivos de sembrar miedo entre los inmigrantes y de deportar a quien logren detener. Quienes se presentan a las oficinas de ICE son por lo general inmigrantes comunes y trabajadores que fueron considerados de baja prioridad en el pasado. Tienen patrimonios significativos, han hecho familias y tienen permisos de trabajo para vivir y permanecer en Estados Unidos. Ahora van a las oficinas de ICE para cumplir con las reglas y son detenidos y separados de sus familias y de sus vidas”.
El secretario del DHS, John Kelly, debería sincerarse y admitir que su mentado enfoque de deportar ‘delincuentes’ es de hecho una silenciosa manera de centrarse en deportar inmigrantes establecidos. Esto no es lo que quiere el pueblo de Estados Unidos. Esto no es lo que somos. Esto es una estrategia de deportación masiva en cámara lenta que está socavando familias, comunidades y los valores e ideales más preciados de nosotros los estadounidenses.