Mientras más expresa su peligrosa, extrema e imaginaria visión de Estados Unidos, Donald Trump se debilita más como presidente. Ayer, dos jueces federales fallaron contra el segundo intento del gobierno de vetar a musulmanes y refugiados, alegando que las declaraciones públicas del candidato y luego presidente Trump y sus asesores dejan en claro la naturaleza anticonstitucional de su fanatismo religioso.
“El sistema estadounidense de equilibrio de poderes ha surtido efecto, una vez más, para evitar que Trump destruya completamente nuestro país”, dijo Lynn Tramonte, subdirectora de America’s Voice Education Fund. “Ni siquiera el largo historial de Trump de insultar y denigrar a las cortes se puede interponer en el funcionamiento de la separación de poderes de nuestra Constitución, tal como está diseñado.
“Ver a este presidente es atestiguar la increíble disminución de su presidencia. Ayer la retórica de Trump fue sometida –una vez más– por la realidad de nuestro sistema judicial, haciéndolo responsable de sus acciones y sus palabras. En lugar de mostrar liderazgo, sus comentarios en Nashville anoche solo sirvieron para exhibirlo como pequeño y débil. El narcisismo de Trump es el sello distintivo de su presidencia, y su comportamiento ante múltiples derrotas iniciales han transmitido su extrema debilidad como líder”.
Irónicamente, las propias declaraciones del presidente y sus asesores han socavado con creces sus perspectivas en la corte. The New York Times resumió: El juez Derrick K. Watson, juez federal en Hawaii, ayer “rechazó el argumento del gobierno de que una corte tendría que investigar la ‘velada psique’ del Sr. Trump para deducir su animosidad religiosa. Mencionó extensamente las observaciones de Trump que fueron citadas en la demanda interpuesta por el fiscal general de Hawaii, Doug Chin. ‘Por ejemplo, no hay nada velado acerca de este comunicado de prensa’, escribió el juez Watson, citando un documento de campaña de Trump titulado ‘Donald J. Trump está haciendo un llamado a un completo y total bloqueo a la entrada de musulmanes a Estados Unidos’”.
Asimismo, el fallo del juez federal de distrito Theodore D. Chuang, de la corte federal de Maryland, llegó a la misma conclusión al escribir: “El historial de declaraciones públicas continúa ofreciendo un caso convincente de que el objetivo de la Segunda Orden Ejecutiva sigue siendo la ejecución del veto a musulmanes prevista hace mucho tiempo”.
En reacción a los reveses judiciales, durante un mitin anoche en Nashville, el presidente Trump debilitó otra vez su causa judicial al clamar contra el fallo y repitiendo sobre sus verdaderas intenciones: “Déjenme decirles algo. Creo que tenemos que regresar al primero y llegar hasta el final”, dijo, en referencia al potencial desafío en la Suprema Corte. Luego declaró: “El peligro es claro, la ley es clara, la necesidad de mi orden ejecutiva es clara” (de hecho, el peligro y la necesidad no están claros, según expertos en seguridad nacional e incluso el propio análisis del DHS, y la ley parece no estar claramente de su lado, Sr. Presidente, dado que corte tras corte fallan en su contra).
Los asesores de Trump también siguen enfatizando el verdadero fundamento de la prohibición y debilitando al mismo tiempo la posición legal del gobierno de Trump. Por ejemplo, el asesor de la Casa Blanca Stephen Miller dijo en febrero en relación con el veto revisado a los musulmanes: “Son diferencias menores y técnicas en su mayoría. Básicamente, se va a tener el mismo resultado para el país”.
Tramonte agregó: “Trump es un presidente débil e impopular que impulsa ideas radicales e impopulares, rodeado de un contingente de asesores extremistas y no aptos. Las pérdidas para el gobierno se están acumulando y por una muy buena razón”.