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Este cierre de gobierno no tiene que ver con seguridad nacional, ni con política migratoria, sino con racismo

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A continuación compartimos un comentario de Frank Sharry, Director Ejecutivo de America’s Voice:

“Mientras el absurdo y dañino cierre del gobierno continúa sin solución a la  vista, es momento de que reflexionemos sobre su premisa central. ¿Tiene que ver realmente con la seguridad nacional? No. ¿Con la política migratoria? No. Con lo que tiene que ver es fundamentalmente con el racismo. Trump está decidido a mantener su reputación como el hombre fuerte que defiende a la gente blanca y que quiere mantener fuera a las personas de piel morena.

Ya que Trump y sus habilitadores intentan avanzar justificaciones ex post facto para el muro fronterizo y el cierre del gobierno, veamos en realidad de qué se tratan estas afrimaciones engañosas de sus apologistas.

Si esto se tratara realmente de seguridad nacional, estarٌíamos hablando de inteligencia, radicalización, de contrarrestar el extremismo violento desbaratando redes y actualizando las listas de terroristas. Ningún verdadero experto en seguridad nacional se obsesiona con un muro fronterizo. El exdirector del Centro Nacional contra el Terrorismo, Nicholas Rasmussen, escribió: ‘Por cada dólar gastado en un muro de $5 mil millones de dólares para la frontera sur, el pueblo estadounidense se podría beneficiar mucho más si se gastara en el antiterrorimso en cualquier otra parte’.

Si se tratara realmente de política migratoria, estaríamos hablando de modernizar nuestro anticuado sistema migratorio con el fin de crear un régimen que regule la inmigración de manera inteligente en lugar de reprimirla de modo ineficaz. Estaríamos hablando sobre la necesidad de potenciar 1) la legalización de inmigrantes indocumentados que ya están aquí; 2) reformas la inmigración que llega de manera legal que respeten, en lugar de ignorar, las realidades del mercado y la dinámica familiar; y 3) enfocarse en nivelar el mercado laboral para todas las partes involucradas, como los inmigrantes que ya están aquí legalmente, a fin de que los empleadores los puedan contratar de manera legal y que los derechos laborales se ejerzan equitativamente.

¿Entonces de qué se trata este cierre de gobierno por un muro fronterizo? Tiene que ver con un asunto inventado por los estrategas de campaña Roger Stone y Sam Nunberg. Tiene que ver con una consigna racista. Tiene que ver con la forma en que Trump apela a la queja de los blancos para decirles que él va a mantener fuera a la gente morena mediante una muralla medieval. Se trata de apelar a los instintos más bajos de sus votantes con la más simple y estúpida de las recetas. Se trata de la promesa implícita de Trump de detener los cambios demográficos que están en marcha para hacer a Estados Unidos blanco otra vez.

Esto nos conduce a la falsa indignación de los republicanos en el Congreso hacia el representante Steve King (R-IA). Después de años de sus comentarios y propuestas racistas, los republicanos han decidido sacrificar a King. Están decididos a decir a los votantes que perdieron de los suburbios en 2018, “miren, estamos en contra del racismo, regresen”. Mientras tanto, casi todos los republicanos en el Congreso respaldaron y consientieron que el presidente obsesionado con el muro —el hombre que ha utilizado de manera despiadada el racismo y la xenofobia para ser electo en 2016— movilizara a los votantes en 2018 y apaciguara a los charlatans de la derecha, lo que ahora nos ha llevado a tener el cierre de gobierno más largo de la historia de Estados Unidos.

El que fuera redactor de los discursos de George W. Bush, Michael Gerson, escribió en el Washington Post una columna titulada Los republicanos tienen que condenar la descarada intolerancia de Trump:

‘Si el racismo es el problema, entonces el presidente Trump es el peor ofensor. Y el silencio del Partido Republicano es una señal de hipocresía y debilidad… Desde cualquier punto que se le mire, Trump dice cosas que son imprudentes, incorrectas, aborrecibles, ofensivas y racistas. Mientras los republicanos no asuman esta realidad con la misma claridad e intensidad con las que ahora critican a King, serán cobardes en un momento que requiere valentía”.

El verdadero ajuste de cuentas con el racismo en el Partido Republicano puede empezar con Steve King, pero debe virar rápidamente hacia Donald Trump también. Un buen modo de empezar sería enfrentar al presidente, reabrir el gobierno e involucrarse en debates de buena fe sobre la seguridad nacional y la política migratoria.

Pero el hecho de que esta perspectiva nos parezca tan lejana e inimaginable nos dice todo lo que debemos saber sobre el cáncer del raciso que pudre al Partido Republicano por dentro y por fuera”.