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Con el jueves como fecha límite encima, al gobierno de Trump que se movilizó para arrebatar a niños de sus padres parece que le es imposible hacer lo mismo para volverlos a unir

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Dos días antes de la fecha límite ordenada por una corte, es cada vez más obvio que el gobierno de Trump no reunirá a todos los niños que arrebató a sus padres. La crueldad y el cinismo de este gobierno parecen no conocer límites. Trump y su equipo echó mano de todo recurso, agente o contratista para separar a unos 3,000 niños de sus padres; ahora hacen todo lo posible por retrasarse y no cumplir con los plazos establecidos, además de decidir por ellos mismos qué familias deberían ser “elegibles” para la reunificación.

Alicia Caldwell, del Wall Street Journal, informa que “de los 1,606 niños elegibles para reunificarse con sus padres, 848 específicamente han sido aprobados para ello”. Mientras tanto, 908 menores separados de sus familias en la frontera son “o no elegibles o aún no se sabe si lo son para ser reunificados”,de acuerdo con el gobierno. Reuters informa por su parte que 463 padres a los que se les arrebató a sus hijos por este gobierno han sido deportados de Estados Unidos, en tanto que sus niños permanecen en el país.

De acuerdo con Frank Sharry, Director Ejecutivo de America’s Voice:

Cada niño, independientemente de su lugar de origen, su apariencia o donde viva, merece estar con sus padres y seres queridos, no arrebatado, ni separado, ni preso en centros de detención secretos. Sin embargo, el gobierno de Trump —empezando con Trump mismo, Stephen Miller, Jeff Sessions y Kirstjen Nielsen— decidió que era aceptable poner en riesgo el futuro de esas familias. Ahora, con la orden de una corte que pide reunir a los niños con sus padres, los mismos responsables de este escándalo moralmente condenable están asumiendo que les corresponde a ellos decidir cuáles niños son ‘elegibles’ para la reunificación y cuáles no.

¿Desde cuándo estos secuestradores de niños pueden determinar qué es lo más conveniente para sus víctimas?

La nación mira con esperanza hacia el juez Sabraw, quien preside este litigio. Contamos con él para hacer lo que este gobierno parece imposible lograr: reunir a todos los niños con las familias que vinieron. Si los padres fueron coaccionados para ser deportados, deberían ser traídos de nuevo a Estados Unidos y admitidos con un permiso humanitario. Si los padres están detendios, deberían ser liberados con sus hijos en programas de gestión de sus casos, a fin de que se preparen para tener su día en corte. Este es un flujo de refugiados y debería ser tratado como tal.

Finalmente, llamemos las cosas por su nombre y condenemos el repugnante cinismo que se ha desplegado. Trump y el Partido Republicano están jugando políticamente con este y otros temas migratorios. Primero, parece que ellos creen que la manera de alimentar a su base es apelar al racismo y la xenofobia. Segundo, quieren dividir y distraer del hecho de que su logro legislativo mayor —enormes recortes fiscales para los m҈s ricos y las corporaciones— ha amañado las reglas en favor de los donadores, reducido ingresos para el resto de nosotros y amenazado la salud, la educación y los programas de retiro con los que contamos para mantener a nuestras familias. Tercero, quieren desacreditar al gobierno de generar miedo con base en la raza, el grupo étnico y el lugar de origen. En conclusión: están haciendo esto con todo propósito y nos está afectando a todos.

En noviembre, el pueblo estadounidense tendrá su oportunidad de dejar registrados sus puntos de vista sobre esas crueles e inhumanas políticas y esta cínica estrategia de Trump y el Partido Republicano.