¿Está perdiendo influencia el Tea Party o se va fusionando con el llamado establishment republicano? Si seguimos lo que está pasando (o no) en las primarias republicanas y en el Congreso, pareciera que mientras se especula que los amotinados ultraconservadores del Té van de salida, en realidad el Partido Republicano marcha velozmente con ellos hacia la extrema derecha.
En estos días es complicado encasillar a los amotinados porque ya poco distingue a un bando de otro.
Mientras más diversos son la nación y el universo de votantes, más homogéneo se percibe el Partido Republicano con posturas extremas que alejan a los sectores electorales requeridos para ganar la Casa Blanca: latinos, afroamericanos, mujeres, jóvenes, independientes y moderados.
Fue con los amotinados del Té que los republicanos recuperaron la mayoría en la Cámara Baja en las elecciones intermedias de 2010, el llamado shellacking (paliza) que sacudió al Congreso y la Casa Blanca demócratas. Los republicanos sumaron 60 escaños, 28 de esos ganados por candidatos de los amotinados. En el Senado dieron la pelea, pero la Cámara Alta permaneció en manos demócratas por estrecho margen. Dos años más tarde, en 2012, el Té comenzó a perder fuerza (aparentemente) y los republicanos perdieron la elección general, no recuperaron el Senado y mantuvieron el control de la Cámara Baja.
Ahora, en medio del proceso de primarias de 2014, el desempeño de los candidatos identificados como del Partido del Té no ha sido estelar aunque han puesto a correr a titulares del establishment. El senador republicano de Mississippi, Thad Cochran, irá a una segunda vuelta ante su contendiente republicano del Té.
El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, de Kentucky, venció al candidato del Té, Matt Bevin, en la primaria; pero para lograrlo McConnell se fue a la derecha de su ya extrema derecha y los líderes del Tea Party así lo reconocen. El presidente de Freedom Works, Matt Kibbe, declaró que el reto a McConnell hizo que “redescubriera” sus principios conservadores y por eso llegará a la elección de 2014 como un candidato conservador “mejorado”.
Ya imagino qué conllevará lo “mejorado” del líder que dijo que su prioridad número uno era garantizar que Barack Obama se convirtiera en presidente de un solo término. Eso no lo consiguió pero ha tenido éxito en entorpecer la agenda legislativa de Obama en diversos asuntos. El proyecto de reforma migratoria avanzó en el Senado por la mayoría demócrata y por el puñado de republicanos que votaron con esos demócratas hace casi un año para impulsarla.
Pero cuando ganó la primaria, McConnell lanzó otra advertencia, con todo y rifle en mano: si gana la reelección y su partido obtiene la mayoría en el Senado (y él sigue siendo líder), promoverá una agenda conservadora para frenar a Obama. (Eso sin contar los llamados para destituir a Obama que ya encuentran eco entre varios en el Congreso.)
Si los republicanos se alzan con el Senado en noviembre es de suponer que muchos temas, como la reforma migratoria con vía a la ciudadanía, no formen parte de esa agenda conservadora que McConnell dice que promoverá.
Los triunfos que los republicanos tengan no suponen, empero, el fin de la historia. Las elecciones son cíclicas, circunstanciales y matemáticas. Este año los demócratas tienen más campo que defender en el Senado, 21 escaños, en circunstancias complicadas, comparado con 14 escaños para los republicanos.
En 2016, sin embargo, los republicanos tendrán 24 escaños en juego y los demócratas sólo 10. Aunque 2014 favorezca a los republicanos y recuperen el Senado y mantengan la mayoría en la Cámara Baja, el mapa electoral de 2016 no los favorece.
McConnell advirtió al comenzar el proceso de elecciones primarias que iban a “aplastar” a los candidatos del Tea Party. Pero, ¿quién aplasta a quién? En el Partido Republicano los moderados son una especie en extinción y el Tea Party no ha perdido poder. Que lo diga el senador republicano de Texas, Ted Cruz. Ya, de algún modo, el Té dirige el barco, sobre todo en la Cámara Baja. Cuesta distinguir entre el establishment y el Tea Party con sus posturas extremas en temas como la inmigración o el presupuesto porque en la mesa comparten la misma taza de té.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice