A sabiendas de que era el único programa que ofrecía protección legal en Estados Unidos a los llamados Dreamers, el gobierno de Donald Trump decidió cancelar DACA el año pasado. Esa especie de perversidad política los colocaba, automáticamente, en un limbo legal del que no han podido salir, pues no existe hasta el momento una legislación aprobada que los proteja de las inminentes deportaciones, una vez que venza su permiso.
Un grupo de republicanos sometió a consideración una petición de descarga para forzar una regla llamada “Queen of the Hill” que, en términos concretos, permite que varios proyectos de ley se sometan a debate y votación y el que más votos obtenga, es el que prevalece. Se considerarían cuatro proyectos de ley y dos de esos legalizarían a los Dreamers.
Hasta la semana pasada, 19 legisladores, 18 republicanos y un demócrata, habían firmado la petición. Si los restantes 192 demócratas de la Cámara de Representantes también la firman seguirían faltando otros siete republicanos para llegar a las 218 firmas requeridas.
A pesar de todos los esfuerzos fallidos realizados anteriormente por parte de demócratas y republicanos, este nuevo intento sería el último recurso antes de las elecciones de medio término para el Congreso. En efecto, sería la última opción para encontrar una solución legislativa para los Dreames en lo que resta de este año.
En ese sentido, los Dreamers están listos, sólo que están esperando que se les abra la puerta en el único país que conocen como su hogar. Y más que esperar, están luchando para que esto se convierta en realidad muy pronto.
El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, dijo que, a pesar de todos los esfuerzos anteriores llevados a cabo por el Senado para aprobar una legislación, ninguno tuvo éxito. “Así que eso habla de lo difícil que es este tema”, y agregó que no quiere dedicar todo el tiempo en aprobar un proyecto de ley que, aseguró, “sé que será vetado”, como lo citó CNN.
Este gobierno ha tenido un sinnúmero de oportunidades para resolver el estatus legal de todos estos jóvenes; sin embargo, ha usado a los Dreamers para fines políticos, exigiendo la construcción del muro fronterizo a cambio de su legalización, entre otras cosas.
Es un trueque político inaceptable que ofende los valores más preciados de Estados Unidos, y que coloca a los miles de Dreamers y a sus familias en una especie de cuerda floja, cuya red de salvación, hasta el momento, la constituye su lucha en función del cumplimiento de sus sueños.
Porque, en efecto, un sueño sólo puede triunfar sobre la realidad si se le da la oportunidad, como bien dejó establecido el escritor polaco Stanislaw Lem, autor de, entre otros libros, Paz en la Tierra. Los Dreamers, hoy más que nunca, necesitan eso, paz en su vida, en su entorno, en su vida personal y académica, para seguir dando los pasos que se necesitan a fin de completar la contribución más grande que haya hecho generación alguna de nuevos inmigrantes en este país.
