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El rostro humano de la migración

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Si bien tras el fin del Título 42 la frontera Estados Unidos-México no experimentó un caos ni un incremento de cruces de migrantes y, en todo caso, permaneció contrastantemente en calma en comparación con los días y semanas previos al 11 de mayo, el drama de los solicitantes de asilo aún es un asunto humanitario pendiente. Son todavía múltiples las voces de migrantes que cuentan su experiencia con este fenómeno imparable del que son parte y del que no se ve fin en el corto plazo. Esas voces son el permanente recordatorio de que el sistema migratorio estadounidense ya no es funcional y de que hace falta un ajuste a los valores y principios de esta nación que, para muchos, aún es un faro de esperanza.

“En mi cabeza era otra la cultura estadounidense. Yo pensaba que cuidaban a los niños, a las mujeres, y en ningún momento eso se vio reflejado en esos centros de detención. Si esa es la puerta de entrada, yo no me imagino la xenofobia que se debe vivir en otras ciudades. De verdad, ante el mundo esto es gravísimo. Es una superpotencia mundial pasando por encima de todo el mundo de una manera impresionante. Esto a mí me tiene aterrado, yo no salgo del asombro”.

Felipe, migrante colombiano en entrevista con la BBC reproducida por La Opinión sobre el trato inhumano recibido por parte de agentes migratorios y deportado junto a su familia en el contexto del Título 42.

“Quería vivir el Sueño Americano. Me dijo que estaba en un albergue y que no me preocupara porque estaba en las mejores manos. Sólo hablamos dos minutos, le dije adiós y le deseé lo mejor. Quiero aclarar la verdadera causa de la muerte de mi hijo (porque) no sufría de ninguna enfermedad y no había estado enfermo. Nadie me dice nada. La angustia me está matando. Dicen que están esperando los resultados de la autopsia y no me dan otra respuesta”.

Norma Saraí Espinoza Maradiaga, madre del joven migrante hondureño Ángel Eduardo Maradiaga Espinoza, quien murió en extrañas circunstancias en una instalación migratoria en Florida. La entrevista fue hecha por AP y reproducida porLa Opinión.

“Así como entramos, salimos. Cuando llegamos allá nos separaron… y ya no sé nada de ellas”.

Antonio, migrante colombiano, entrevistado por Telemundo sobre su deportación a Ciudad Juárez tras esperar seis días frente a la puerta 40 del muro fronterizo para ser procesado antes del fin del Título 42. Fue separado de su esposa y de sus tres hijas.

“Adelante había un cuerpo muerto. Tenía pedazos intactos y pedazos que no estaban”.

Azul, migrante venezolana de 8 años de edad, quien respondía a Telemundo tocándose el rostro para indicar lo que había visto en el camino hacia la frontera sur de Estados Unidos, adonde llegó junto a su madre.

“Ahorita vamos a ver si la gente se compadece de nosotros y nos puedan regular algo de comer. Estamos pensando que nos están dando largas para cuando se llegue el día de mañana… el día 11… para podernos tirar como animales”.

Migrante guatemalteca que había pasado con su familia de ocho miembros viviendo a la intemperie esperando que les abrieran la puerta del muro, según entrevista con Univision.