Un reporte de anomalías cometidas por las propias autoridades fronterizas contra los migrantes se viene a sumar a la serie de adversidades que estos se encuentran en su camino hacia Estados Unidos. Es decir, no solo son vejados por bandas criminales, traficantes de personas o incluso policías locales y regionales, los que se supone deberían brindarles de algún modo protección y apoyo; sino que al llegar aquí se encuentran con agentes que los agreden con lenguaje abusivo, racista y sexista, además de negarles alimentos, agua y asistencia médica.
►“No puedo dormir, tengo pesadillas… Desde la punta de mi mano la carne me duele y la piel todavía me quema. Mi pecho me lastima al respirar y la piel me molesta y me pesa”.
Pedro, migrante hondureño y uno de los 27 sobrevivientes al incendio ocurrido hace cuatro meses en una estación migratoria de Ciudad Juárez, México, en declaraciones a la prensa mexicana recogidas por El Imparcial.
►“Casos de alto perfil de uso indebido de fuerza letal, peligrosas persecuciones de vehículos o negligencia fatal ocurren en medio de un contexto cotidiano de conducta cruel, deshumanizante e incluso racista. El personal de CBP y de la Patrulla Fronteriza utiliza rutinariamente la violencia física, incluso con mujeres y niños, sin una justificación de defensa propia. Regularmente intimidan a los migrantes con un lenguaje abusivo, incluso racista o sexista. Deportan y expulsan a personas en condiciones que saben que son peligrosas. Separan familias. Confiscan y no devuelven documentos importantes y pertenencias valiosas. Se niegan a proveerles alimentos, agua y asistencia médica. Falsifican documentos. Cometen discriminación racial. Acosan sexualmente a los migrantes y a sus propios compañeros. Violan la privacidad y las libertades civiles, y adoptan puntos de vista politizados e insubordinados”.
Oficina de Washington en América Latina (WOLA) e Iniciativa Kino para la Frontera (KBI), como parte de su informe sobre los abusos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) contra los derechos humanos de los migrantes en la frontera, reporte citado por Univision.
►“Toda mi familia se vino abajo, pasamos tiempos muy difíciles. Pasé de poder cubrir todas mis necesidades a no saber qué pasaría conmigo al día siguiente, así estuve como cuatro años. Agentes del SEBIN (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional) se estacionaban frente a mi casa. Agradezco estar aquí porque puedo hacer lo que me gusta sin que me estén persiguiendo”.
María Amaré, migrante venezolana que logró salir de Venezuela e instalarse en el estado de Washington, gracias al parole humanitario para cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos, en entrevista con El Nuevo Herald.
►“Allá dejé solas a mis dos hijas y a mujer, pero vengo a chingarle, le voy a tardear para sacar dinero extra e irme al menos con unos 20 mil pesos, con eso la hago allá en la comunidad… En una ocasión nos bajaron a todos los que íbamos, nos encañonaron y nos quitaron lo poco que traíamos. Todos los que estamos aquí luchamos por un trabajo, y a veces hasta uno arriesga la vida para poder sobrevivir”.
Saúl Jacinto, migrante agrícola originario de Guatemala que trabaja temporalmente en el campo en Chiapas, México, mientras ahorra un poco de dinero ya sea para continuar su viaje hacia Estados Unidos o regresar a su comunidad, según testimonio publicado por el periódico La Jornada.
►”Estamos viendo niños muy pequeños que necesitan agua, tras cinco horas andando”.
Alejandro Avirde, agente de la Patrulla Fronteriza, quien da testimonio citado por Telemundo sobre el hecho de que más de 1,300 personas intentan cruzar la frontera sur por el área de Tucson, Arizona, a pesar del calor extremo.
►Yo nada más le dije, ‘cuidate, cuando estés en el otro lado me avisás, por favor’. En ese ultimo mes se acabaron todas las metas, los sueños que él tenía. Ya no tengo ninguna esperanza”.
Gabriela, novia del migrante hondureño que perdió la vida atorado en el muro de boyas en el Río Bravo, al compartir su testimonio con Univision.
► “Lo que estamos buscando en la division de Derechos Humanos es una integración de la población que está en movilidad, una integración y una interculturalidad, ya que tenemos más coincidencias que diferenias” (1). “Es una buena oportunidad para nosotros los migrantes de demostrar que tenemos también buenas cosas que ofrecerle a otros países” (2).
Santiago González, director de Derechos Humanos de Ciudad Juárez, México (1), y Jesús Colmenares, migrante venezolano (2), al explicar a Telemundo los objetivos de la “Copa América Migrante”, de la que Venezuela resultó vencedora.
