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Debate presidencial: Romney, el cínico en jefe

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WASHINGTON – Cuando por fin el tema migratorio hizo su aparición en un debate presidencial, el contendiente republicano Mitt Romney le hizo honor a su título de cínico en jefe al mantener su postura de criticar al presidente Barack Obama porque no se concretara una reforma migratoria integral que ni Romney ni los republicanos apoyan, por decir que no planifica rodear a 12 millones de indocumentados para deportarlos,  aunque su asesor migratorio, Kris Kobach, arquitecto de la SB 1070 de Arizona, sea el autor del concepto de hacerle la vida tan imposible a los inmigrantes que opten por autodeportarse, como apoya Romney, y más aún, por una vez más mencionar que su padre nació en México como hace cada vez que le conviene.

El cínico en jefe también tuvo éxito en hacer como siempre hace: responder generalidades y no decir específicamente cómo lidiar con los 12 millones de indocumentados y por una vez más decir que hay que buscar la forma de conceder una vía de residencia permanente para los jóvenes indocumentados Soñadores, pero no especificar cómo hacerlo con excepción del servicio militar como una de las posibles vías.

Obama, quien esta vez sí se encontraba en el salón contrario al primer debate, esgrimió los argumentos adecuados: Romney apoya el concepto de autodeportación; Romney ha prometido vetar el proyecto de ley DREAM Act que concede una vía de legalización a los mismos jóvenes que Romney dice que quiere ayudar pero no dice cómo, y Romney ha dicho que la SB 1070 de Arizona es un modelo para la nación. Romney aclaró que se refería al componente del sistema de verificación de identidad E-Verify que contempla la ley, a lo que Obama respondió que el diseñador de la SB 1070 es el asesor migratorio de Romney.

En el tema del DREAM Act y la Acción Diferida anunciada por Obama el 15 de junio para proteger temporalmente a los Soñadores de la deportación ante la falta de acción legislativa, Romney ha dicho que su administración honrará los permisos de trabajo a estos jóvenes concedidos hasta el momento en que asuma la presidencia, si es electo, pero que posteriormente su administración dejará de expedir los permisos porque promoverá una “solución permanente” que no ha aclarado.

El presidente también respondió que trató de buscar apoyo de ambos partidos para un plan de reforma migratoria pero no obtuvo la ayuda incluso de republicanos que en el pasado apoyaron esa reforma.

“Es muy difícil para los republicanos en el Congreso apoyar la reforma migratoria integral si su abanderado (Romney) ha dicho que esto no es algo que le interesa apoyar”, respondió Obama.

Aunque el presidente ha cargado su cruz con el tema de la reforma migratoria precisamente por tratarse de una promesa de campaña incumplida y porque su administración ha batido récords de deportaciones, Obama demostró estar del lado correcto del argumento frente a un candidato ambivalente, Romney, que se ve tan incómodo al tener que hablar de inmigración que usó la oportunidad, como hizo anoche, para responder a otra pregunta previa no relacionada con inmigración sino con sus inversiones.

Obama dijo correctamente que es muy difícil lograr progreso cuando el tema se politiza, precisamente lo que hizo Romney al insistir en que Obama ni siquiera presentó un plan de reforma migratoria que de todos modos los republicanos no iban a apoyar tal y como hicieron al matar el DREAM Act en el Senado en diciembre de 2010.

En un tema no relacionado, una de las votantes indecisas que participó del town hall, le preguntó a Romney cuáles eran las diferencias entre él y George W. Bush.

En su respuesta a Romney le faltó decir que Bush sí apoyaba la reforma migratoria integral y abogó vigorosamente por ella, que Bush nunca defendió el concepto de la autodeportación y entendía la importancia del voto latino para mantener la viabilidad nacional del Partido Republicano, algo que a semanas de las elecciones Romney sigue sin entender.

Bush puede haber tenido mil defectos pero entendía perfectamente la importancia de la  inmigración y del voto latino,  contrario al cínico en jefe que anoche demostró de nueva cuenta por qué sus abismales cifras de apoyo entre los electores hispanos no salen del pozo en que se encuentran.

Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice