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La teoría de la evolución republicana en inmigración

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Por Maribel Hastings, asesora ejecutiva de America’s Voice:

WASHINGTON, DC –  Admitamos que a simple vista ha habido un “avance” y los republicanos, al menos en teoría, han ido evolucionando y han pasado de extremistas a la Tom Tancredo y Steve King,  a Marco Rubio promoviendo una vía a la ciudadanía para los indocumentados aunque sigue sin aclarar si tomaría años o décadas conseguir esa ciudadanía.

Pero este miércoles, al celebrarse la primera audiencia del panel Judicial del Senado sobre inmigración, los testigos convocados por la minoría republicana y los comentarios de varios de los republicanos que integran el comité, llevan a cuestionar la teoría de la evolución republicana en inmigración.

Quizá ha bajado el tono de la retórica, pero la sustancia de la oposición de un sector republicano a una reforma migratoria sigue basándose en los viejos y cansados argumentos de la seguridad fronteriza primero. Jeff Sessions, de Alabama, y John Cornyn, de Texas, aludieron a la presunta inseguridad de la frontera.

Sessions siempre ha ido de frente en contra de cualquier reforma; Cornyn siempre aparenta que quiere colaborar y luego torpedea las negociaciones.

Otros han dado un viraje, como el senador Lindsey Graham, republicano de Carolina del Sur que integra el Grupo de los Ocho que negocia un acuerdo bipartidista. Graham abogó por la reforma en el pasado debate; luego se retiró convirtiéndose en acérrimo defensor del concepto de seguridad fronteriza primero. Y ahora retorna al bando pro reforma, aunque siempre deja caer su piedrita sobre la seguridad porque como le ocurre a una buena parte de los republicanos, tiene que dirigirse a una audiencia conservadora que no apoya la reforma o está renuente a hacerlo. Pero cuando menos sabemos que es pieza central en la negociación con los demócratas.

El martes en la noche, Rubio, en su respuesta al discurso del Estado de la Unión del presidente Barack Obama, dijo que “necesitamos una solución responsable y permanente para el problema de los que están aquí ilegalmente. Pero primero tenemos que cumplir con las promesas del pasado, asegurar nuestras fronteras y aplicar nuestras leyes”.

Lo que está en el pasado es el argumento de que la frontera no está segura. Es tan 2007. Anticuada.

Y equivocada. Y es preocupante porque al menos los principios del Grupo de los Ocho condicionan la vía de ciudadanía a que se certifique la seguridad de la frontera. Dicen que los gobernadores que integrarían la comisión fronteriza que opinará sobre la seguridad de la frontera no tendrán poder de veto, pero como dice el refrán, cuentas claras preservan amistades y sigue siendo uno de los puntos a aclarar.

Los requisitos de seguridad fronteriza exigidos por una ley de 2007 han sido cumplidos.

Un reciente informe del Instituto de Política Migratoria (MPI, por sus siglas en inglés) concluyó que en el año fiscal 2012 Estados Unidos gastó 18 mil millones de dólares sólo en la aplicación de leyes migratorias, más que el FBI, la DEA y el Servicio Secreto combinados.

Armados de tecnología, bardas virtuales y físicas y duplicando la cifra de agentes fronterizos  la franja está más segura que nunca. Los cruces de indocumentados están a su nivel más bajo en 40 años.

Obama ha deportado a 1.6 millones de indocumentados.  Desde 1990 al presente 4 millones de extranjeros han sido deportados, la mayor parte de ellos indocumentados.

La frontera ha evolucionado pero no así los  argumentos de los opositores de la reforma.

La pregunta central de este debate sigue siendo qué hacer con los 11 millones de indocumentados. Como señaló el periodista y activista indocumentado, José Antonio Vargas, al testificar  en la audiencia del panel Judicial: ¿Qué quieren hacer conmigo? ¿Qué quieren hacer con nosotros (los indocumentados)”?

La evolución republicana en inmigración, de momento, parece ser más cosmética que profunda. Y de momento parece concentrada en un pequeño grupo de senadores y en líderes republicanos fuera del Congreso que entienden que si el Partido Republicano no evoluciona verdaderamente en el tema migratorio, está condenado a regresar a la Edad de Piedra.