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Trump se reúne con líderes republicanos en el Capitolio: ¿cómo pueden ellos apoyar su ideología del odio?

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A pesar de tantas evidencias, el Partido Republicano aún defiende a su candidato

Cada semana recibimos nueva evidencia de que Donald Trump y su campaña presidencial están esparciendo detestables ideas que a su vez son promovidas por nacionalistas blancos y neonazis.

Más allá de una interpretación partidista y de las elecciones presidenciales de este año, esto es algo perturbador para la sociedad y la política estadounidenses. Mientras Trump se reúne con republicanos en el Capitolio, los líderes de su partido y funcionarios electos que lo defienden en lugar de denunciarlo siempre serán recordados por haber sucumbido ante un hombre que quiere llevar al país hacia una ruta peligrosa.

A continuación presentamos partes de comentarios recientes que nos recuerdan que lo que está en juego en 2016 es mucho más grande que cualquier partido que llegue a tener el control de la Casa Blanca:

Jonathan Greenblat, líder de la Liga Antidifamación, dijo en su artículo titulado “Trump debe rechazar el apoyo de los racistas”,publicado en el Washington Post“El hecho de que esas personas hayan utilizado el fenómeno Trump para esparcir su fanatismo no significa que él los haya creado; esos racistas y antisemitas seguramente existían antes de que Trump anunciara su candidatura. Pero el constante coqueteo de la campaña con esa gente —retuiteando su contenido y citando a sus héroes— ha ayudado a generalizar sus ideas… esta generalización del miedo amenaza con minar el progreso social de la era de la posguerra… Oponerse al odio que emana de la campaña de Trump o de sus seguidores no es un asunto liberal o conservador. Es un asunto estadounidense… No debemos interpretar esto como ‘la política acostumbrada’ porque no lo es. Debemos hacer que nuestras voces sean escuchadas y utilizar nuestro poder colectivo para condenar a todo aquel que impulse este fanatismo. Hacer eso es la única manera de mostrarles a ellos y al mundo lo que hace en realidad grandioso a Estados Unidos”.

Rick Wilson, estratega republicano, durante una entrevista en el programa “All In With Chris Hayes”, de MSNBC:“Donald Trump sabe quién es esa gente. He llegado a creer que, como lo dije en el artículo, no es un error, sino una característica. Es un tipo que entiende que la esencia de su papel es este grupo de gente profundamente resentida que en verdad cree que los judíos controlan el mundo y que por ello el nacionalismo blanco es el futuro de la política estadounidense… Es un tipo en el que el racismo es inevitable… Buen trabajo, Reince, buen trabajo el de todos aquellos que han apoyado a este tipo, porque van a conseguir contaminarse de su continuo coqueteo con las partes más miserables del internet antisemita y racista”.

Norm Coleman, exsenador republicano (R-MN), escribió en su artículo “Nunca votaré por Donald Trump”,publicado en el Star Tribune: “Tampoco votaré por Donald Trump por lo que es. Un fanático. Un misógino. Un fraude. Un acosador… Y a ningún hombre que se niegue a rechazar al KKK y David Duke debería confiársele el liderazgo de Estados Unidos. Nunca… Se dice que nuestros líderes son un reflejo de los que somos. Si creemos eso, entonces gente como Donald Trump caerá. Si no, entonces gente como él resurgirá, y como cada fascista antes que ellos, llevarán a la nación a la ruina”.

Jamelle Bouie, corresponsal del buró político de Slate, escribió en su artículo “Nuestra cultura política no sabe qué hacer con el prejuicio explícito de Trump”:“Es así como las ideas y los símbolos que alguna vez se consideraron que rebasaban los límites de lo aceptable vuelven a emerger. Dejan el reino del tabú y entran al mundo del combate partidista, donde la ética y el significado son una función de la identidad tribal. Gente que no había respaldado esta retórica ahora la defiende. E incluso aquellos que no, como el presidente de la Cámara Baja, Paul Ryan, se rehúsan a cambiar sus compromisos políticos. En resumen, los límites del discurso político se expanden para incluir la intolerancia absoluta. Ahora mismo, Trump está mostrando su dedicado seguimiento de los supremacistas blancos que pueden negar la humanidad de otra gente y aun así incursionar en el ámbito político. Si todo esto parece peligroso —como el inicio de una nueva y aterradora clase de política— es porque se trata de ello”.