Una incomodidad a corto plazo para la Casa Blanca y un desastre futuro para el Partido Republicano
Washington, DC – Durante la pasada cena de NCLR 2014, el senador Bob Menéndez (D-NJ) y la presidenta de esa organización, Janet Murguía, rogaron al presidente Obama que revierta la maquinaria de las deportaciones, la cual separa familias diariamente. Sin duda, esto incrementará la presión en el gobierno para que tome una acción ejecutiva audaz. Pero aunque esto significa una incomodidad en el corto plazo para la Casa Blanca, representa un desastre en el futuro para el Partido Republicano.
He aquí el porqué. Si los republicanos de la Cámara Baja deciden jugar a la política y bloquear la reforma migratoria, entonces la ventana de oportunidad para la acción en el pleno sobre el tema este año se cerrará, y esa inacción cederá el terreno efectivamente a la iniciativa del presidente Obama. Esto sin duda llevaría al presidente a usar su pluma y su teléfono para tomar una acción ejecutiva audaz a nombre de millones de inmigrantes indocumentados que son prioridades menores para la detención y la deportación. La historia reciente provee un patrón de conducta: en 2010 los republicanos bloquearon el DREAM Act; en 2011 los pro inmigrantes y sus aliados en el Capitolio presionaron al presidente a tomar una acción administrativa (incluyendo un momento destacado en la conferencia de NCLR); y en 2012 el presidente otorgó alivio a más de medio millón de DREAMers mediante el programa DACA. Esto no solamente ayudó a gente real, sino que ayudó al presidente Obama a cosechar recompensas políticas.
Como hemos notado, hay poca oportunidad de que la reforma migratoria vaya a ser más fácil en 2015 para los republicanos, a pesar de la ilusión y de los recientes comentarios de algunos. La próxima vez que la reforma migratoria tendrá una seria oportunidad de ser aprobada está en la otra parte de las elecciones de 2016, un ciclo electoral en el cual los republicanos se están arriesgando a un tsunami electoral si bloquean la reforma migratoria este año.
De acuerdo con Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, “es ahora o nunca para el Partido Republicano. O bien actúan en la primera mitad de este año o desperdician una histórica oportunidad de dar forma a la política migratoria y ganar crédito político por ello. O bien responden al fuerte apoyo público a la reforma, o se olvidan de su cacareado esfuerzo de “cambio de imagen” frente a los grupos de votantes de más rápido crecimiento en Estados Unidos. O bien hacen lo correcto en torno a la reforma migratoria este año o arriesgan el futuro político del partido. Por una vez que el presidente actúa administrativamente para proteger a millones de inmigrantes indocumentados, es predecible que los pro inmigrantes optarán por esperar en seguir adelante con un renovado impulso en favor de la legislación de la reforma migratoria cuando los demócratas controlen la Casa Blanca y ambas cámaras del Congreso”.
Enseguida reproducimos lo que el senador Bob Menéndez (D-NJ), uno de los más prominentes promotores de la reforma migratoria en el Senado de Estados Unidos, dijo en la cena de anoche:
“Mientras continuamos esperando que la Cámara de Representantes despierte y haga algo en la legislación de la reforma migratoria, insto al presidente a actuar hoy mismo y detener las innecesarias deportaciones que están separando a nuestras familias y comunidades… el actual aparato de deportación es una barbaridad y una tragedia”.
Greg Sargent, del Washington Post, logra captar hoy que: “Si falla la petición de descargo que los demócratas emplearán para forzar a la Cámara Baja a dar un voto por la reforma migratoria, la presión se intensificará rápidamente en el presidente para que actúe, dado que eso confirmaría una vez más que los republicanos no tienen intención de hacer algo este año. Se podría ver a más demócratas experimentados dando un paso adelante como Menéndez lo ha hecho ahora”.
Reproducimos algunos extractos de lo que Janet Murguía, presidenta de NCLR, dijo en su discurso de anoche:
“Cualquier día de estos, el gobierno alcanzará las dos millones de deportaciones. Es una cifra asombrosa que supera a cualquiera de sus predecesores y deja una estela de devastación para familias en todo Estados Unidos. Muchos grupos, incluyendo NCLR, han estado pidiendo al presidente mitigar el daño de ese récord en deportaciones. Pero otra vez escuchamos no. El mandatario dice que su gobierno no tiene la autoridad de actuar por sí mismo.
“Casi la mitad de aquellos que han sido deportados son simplemente personas trabajadoras que han echado raíces en sus comunidades y tienen empleadores que cuentan con ellos. La mayoría ha estado aquí durante más de una década. Uno de cada cuatro deportados es padre de un hijo ciudadano de Estados Unidos.
Cientos de miles de esos niños, nuestros niños, han sido privados de su papá o su mamá, y con bastante frecuencia el único sostén de la familia. Respetuosamente estamos en desacuerdo con el presidente en torno a su capacidad de detener deportaciones innecesarias. Él puede parar la separación de las familias. Puede detener el caos en las comunidades y en los negocios. Tiene el poder de detener esto. Si falla en actuar, será un vergonzoso legado de su presidencia”.
Sharry agregó: “La ventana de oportunidad se está cerrando para el Partido Republicano. ¿Se dan cuenta de lo que está en juego? Si les interesa sobrevivir como un viable partido político nacional, más les vale”.
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