Ayer, el presidente de la Cámara Baja, Paul Ryan, pronunció un muy esperado discurso en la sala de audiencias del Comité de Medios y Arbitrios sobre el estado y el tono de la política estadounidense. Quienes esperaban que Ryan usaría el foro para denunciar con firmeza a Donald Trump y descartara la posibilidad de apoyar su nominación, quedaron sin duda decepcionados. Pero no deberían estar sorprendidos, dada la manera en que Ryan siguió los pasos de su predecesor y habilitó al ala antiinmigrante del Partido Republicano.
Los comentarios sobre el discurso de Ryan han sido duros. El espacio político del Washington Post, “The Daily 202”, resumió los comentarios de Ryan de la siguiente manera: “El gran discurso aterrizó con un ruido sordo. Las notas son realmente despiadadas. Y sus opiniones están siendo ampliamente retratadas como una excusa convenenciera”. Entre las condenas al discurso de Ryan están:
La columna de Dana Milibank: “La neutralidad cobarde de Paul Ryan hacia Trump”:
“Para preservar su neutralidad y perspectivas presidenciales, Ryan está haciendo un trato corrupto. No hay neutralidad entre el bien y el mal… Usando sus manipulaciones del establishment, recordó que era una gran cosa estar en el Comité de Medios y Arbitrios. ‘Nos tratamos el uno al otro con respeto. No estuvimos de acuerdo, sin llegar a ser groseros’, dijo, contrastando eso con el discurso tóxico que socava al gobierno. ‘No podemos aceptarlo, no podemos permitirlo’, dijo Ryan.
“Sin embargo, Ryan lo ESTÁ permitiendo. ‘¿Qué papel creen que tienen los miembros del Congreso en unir a la nación?’, le preguntó uno de los becarios. ‘No es nuestro trabajo simplemente decir que estamos tan enojados con el resto, de echarle leña al fuego’, dijo. En otro momento, afirmó: ‘Creo que como nos comportemos es muy importante, ponemos el ejemplo y encabezamos algo con el ejemplo’.
“Cierto. Pero el ser líder al dar un ejemplo significa denunciar y alejarse de la demagogia. Este no es un momento para jugar a ser Suiza”.
La junta editorial del Washington Post, “Mientras que el partido republicano se inclina hacia Trump, Ryan no se perfila como un inocente observador”:
“Dada la diferencia divergente entre Ryan y el señor Trump sobre valores esenciales cívicos, es un milagro que estos dos hombres permanezcan en el mismo partido. Es más que un milagro, es una pena que el señor Ryan no haya repudiado a Trump y prometido oponérsele. El hacer eso hubiese dejado en claro que Ryan pone los principios que promovió antes que la lealtad partidista y los cálculos políticos, donde deben quedarse. En cambio, el señor Ryan continúa siendo un observador no tan inocente, mientras que su partido resbala hacia el Trumpismo”.
Sin embargo, el rechazo de Ryan a enfrentarse a Trump y al Trumpismo va más allá de sus inútiles palabras de ayer y planea apoyar al eventual nominado. Más inadecuado que su retórica es su verdadero récord sobre inmigración en la Cámara Baja, donde se ha arrodillado ante el ala antiinmigrante del partido, así como lo ha hecho ante Trump. La semana pasada, por ejemplo, Ryan presidió otro voto antiinmigrante, el octavo tan solo en este Congreso.
En el tercer aniversario de la infame autopsia del RNC haciendo un llamado al Partido Republicano para aprobar la reforma migratoria, los republicanos de la Cámara Baja en lugar de ello votaron para que Ryan firmara un amicus brief a nombre de la Cámara de Representantes en torno al altamente politizado caso inmigratorio U.S. v Texas, a ser escuchado el mes próximo por la Suprema Corte. En lugar de firmar simplemente como parte de la conferencia republicana, Ryan dio este paso poco usual para programar un voto de parapeto y tratar de poner toda la fuerza de la Cámara Baja para apoyar esta agenda antiinmigrante.
El caso, promovido por gobernadores republicanos y fiscales generales de 26 estados, ha sido interpretado desde hace mucho tiempo como una batalla política épica, tal como lo explicó recientemente el prominente abogado en inmigración, David Leopold. Como Ryan hizo notar, el voto de la Cámara fue un “paso extraordinario”. De hecho, Ryan pudo haber presentado un amicus brief a nombre de sus colegas republicanos sin llevar a cabo un voto de parapeto en el pleno de la Cámara, pero eso no habría satisfecho de manera suficiente al ala antiinmigrante del Partido Republicano, al que Ryan ha estado haciendo todo lo posible por acomodarse.
De acuerdo con Lynn Tramonte, subdirectora de America’s Voice, “una de las razones por las que el Partido Republicano está donde está actualmente es la falta de voluntad para enfrentar a los bravucones y fanáticos que tiene entre sus filas. Ningún tema retrata mejor la cobardía de los líderes republicanos que la inmigración. Supuestamente, tanto el anterior presidente de la Cámara Baja, John Boehner, como el actual Ryan apoyan la reforma migratoria, reconociéndola como buena para el país y buena para el partido. Sin embargo, el Congreso anterior, en lugar de realizar un voto en la Cámara con el que posiblemente se hubiera aprobado la reforma migratoria con un contingente de republicanos uniéndose a la vasta mayoría de demócratas, el liderazgo del Partido Republicano se inclinó a su ala antiinmigrante y se rehusó a llevar a voto el proyecto de ley. Para empeorar las cosas, acomodaron al ala antiinmigrante con voto tras voto de la lista antiinmigrante de deseos, un modelo que ha continuado en este Congreso. Al no hacer frente a los bravucones, les han permitido abrirse paso y prosperar, y 2016 no parece diferente”.