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No sabremos la decisión de la Suprema Corte sobre DACA durante meses. Pero aquí hay algunas cosas que sabemos ya con seguridad

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Mientras expertos legales y observadores analizan los procesos judiciales llevados a cabo en la Suprema Corte este día, recordemos que no sabremos los resultados del caso sobre el programa de Acción Diferida para Quienes Llegaron en la Infancia (DACA) hasta la próxima primavera. Pero independientemente de hacer pronóstico alguno, sabemos algunas cosas con certeza ahora mismo:

1. Para los Dreamers con DACA, “su hogar está aquí” — y millones de estadounidenses los apoyan. La presencia, el potencial y el poder de los 700,000 beneficiarios de DACA han sido prioridad esta semana, y por una buena razón. Ellos son estadounidenses en todo, excepto en su documentación. Crecieron jurando lealtad a la bandera. Lucharon a pesar de todo con valentía y resistencia. Ahora como jóvenes adultos, son maestros, médicos, enfermeras, amas de casa, trabajadores de la construcción, soldados, contribuyentes, dueños de casa, estudiantes y más. Son respaldados por empleadores, sindicatos, universidades, amigos, familias y la inmensa mayoría de estadounidenses. Independientemente de lo que decida finalmente la Suprema Corte —y nos ha dejado con el optimismo de que la Corte hallará la manera de preservar DACA—, la verdad de las cosas es que los Dreamers y sus familias, así como sus aliados, no se dejarán vencer. Después de todo, su hogar está aquí.

2. No hay que creer en el parloteo de la Casa Blanca sobre un acuerdo legislativo para DACA en 2020. Una vez ahí, se intentó, pero no ocurrió. El mismo día en que Trump revocó DACA en septiembre de 2017, la indignación pública fue tan intensa que el presidente prometió ocuparse de los Dreamers mediante un buen acuerdo. Luego hizo algún tipo de negociación en vivo en television desde la Casa Blanca. Pero cuando propuestas bipartidistas de buena fe le fueron presentadas, la misma Casa Blanca bloqueó todas y cada una.

  • Chuck y Nancy durante una cena con comida china a mediados de septiembre de 2017: Trump dijo que sí en principio a la seguridad fronteriza por el Dream Act; John Kelly y Stephen Miller se aseguraron de que el presidente se retractara al día siguiente.
  • Durbin y Graham presentan a Trump una propuesta en cuatro partes para cumplir sus expectativas en torno a ciertos elementos necesarios: Miller llena la sala con gente de línea dura, Trump da un giro de 180 grados, respalda a los nativistas y condena el acuerdo por admitir gente de “países de mierda”.
  • En la víspera de un breve cierre de gobierno, Schumer sostiene una reunión cara a cara con Trump y ofrece incrementar sustancialmente la seguridad fronteriza, con el fin de asegurar el apoyo del presidente para el Dream Act: Trump dice que sí en principio, pero Kelly llama a Schumer unas horas después para decir que no.
  • Durante una sesión del Senado, acordada por McConell para poner fin al cierre anterior del gobierno, dos proyectos de ley bipartidistas reciben votos en febrero de 2018 —las propuestas Rounds-Manchin y McCain-Coon: la Casa Blanca amenaza con vetarlas y ahuyenta a potenciales partidarios republicanos.

Los demócratas estaban dispuestos a trabajar conjuntamente con los republicanos, pero la Casa Blanca no lo estaba. Las lecciones quedan claras. Stephen Miller no quiere un acuerdo justo. Quiere tomar rehenes e intercambiarlos por propuestas nativistas que los demócratas nunca van a aceptar. ¿Y alguien duda de que Stephen Miller no vacilará en deshacerse de los rehenes si no se le paga el rescate supremacista blanco que exige?

3. El deseo de Trump de terminar DACA podría salir caro al Partido Republicano en 2020. Independientemente de lo que dictamine la Suprema Corte, es difícil imaginar que el intento de Trump y del Partido Republicano de eliminar DACA les ayude a ganar en 2020. Por ejemplo, una encuesta de Fox News de junio de 2019 encontró que los estadounidenses apoyan a los Dreamers por un margen de 3:1, 73-24%, incluso con una mayoría de republicanos respaldando la idea. Hoy, con la crueldad de Trump bien establecida —su gobierno ha separado familias, enjaulado niños, cerrado las puertas a refugiados, disminuido la inmigración que llega legalmente y vetado a musulmanes— un recordatorio preelectoral a votantes suburbanos e indecisos en torno a su crueldad probablemente le saldrá caro a él y a su partido.