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Mientras Trump demoniza a los inmigrantes, éstos construyen su nuevo hotel de lujo en DC

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Washington, DC— Resulta que los mismos inmigrantes que el candidato presidencial del Partido Republicano, Donald Trump, se ha dedicado a demonizar durante las últimas tres semanas también están construyendo su nuevo hotel de lujo en Washington, D.C.

A eso se le llama, muy apropiadamente, “el más predecible desarrollo en la historia mundial”.

El Washington Post entrevistó a unas dos docenas de trabajadores inmigrantes que laboran en lo que en algún momento se convertirá el Hotel Internacional Trump, revelándose que muchos de esos trabajadores habٕían “cruzado la frontera México-Estados Unidos de manera ilegal antes de establecerse en la región de Washington para tener una nueva vida”.

“Algunos de los hombres, que provienen su mayoría de El Salvador, Honduras y Guatemala, lograron la ciudadanía estadounidense o el estatus legal a través de programas migratorios enfocados en centroamericanos que huían de las guerras civiles o desastres naturales”.

Como era de esperarse, algunos de estos trabajadores inmigrantes admitieron al Washington Post que se encontraban actualmente en Estados Unidos sin permiso, y ahora construyendo un hotel para el antiinmigrante Trump.

Ese es el tipo de hipocresía que esperaríamos de un nativista como Trump, que estereotipa públicamente a los inmigrantes de la peor manera posible, mientras su agotador trabajo construye sus lujosos hoteles y él se forra de dinero hecho en México sus bolsillos.

Y la verdad es que esa hipocresía está presente en todo el debate migratorio.

Si bien las ganancias de Trump provienen del duro trabajo de los jornaleros inmigrantes, no olvidemos que mucha de nuestra economía depende de aquellos que realizan un increíblemente difícil trabajo mal pagado. Cada estadounidense que come se está beneficiando del trabajo de un campesino. Nuestros campos y huertos dependen de ellos. Y la industria agrícola lo sabe.

Pero no sólo son los hoteles. Toda nuestra industria de la construcción también descansa en el trabajo inmigrante.

Lynn Tramonte, directora adjunta de America’s Voice, dijo: “La hipocresía de Trump es solamente superada por su enfermizo fanatismo. Esta noticia acerca de la fuerza de trabajo en el hotel de Trump en Washington no extraña a nadie que sepa cuán duro trabajan los inmigrantes para ayudar a que Estados Unidos avance. A cambio, esos hombres y mujeres son atacados, difamados y tratados como balones de futbol político por Trump y sus compinches. Al hacer eso, también han creado una conciencia y una agudeza entre los votantes latinos y otra gente consciente que ciertamente no se imaginaban o pensaban. Pero es real, y es mejor que el Partido Republicano se dé cuenta de ello”.

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