Si vamos a tener un debate sobre política migratoria, pasemos de la política del “te agarré” a soluciones reales
Mientras Donald llegó a la frontera este día, el Efecto Trump se exhibe en Washington. El Partido Republicano está siguiendo el ejemplo de Trump al preparar votos sobre medidas antiinmigrantes parciales en el Congreso mientras bloquea una solución integral para el disfuncional sistema de inmigración de nuestro país.
La Cámara de Representantes se prepara a votar hoy en torno a una medida que acabaría con las ciudades que cuentan con estrategias de vigilancia comunitaria diseñadas por autoridades de seguridad locales, a fin de establecer una relación de confianza y mantener a las comunidades a salvo. No sólo es atrevido el que los republicanos en Washington piensen que saben más que las policías locales acerca de cómo diseñar e implementar exitosas estrategias de política comunitaria, sino que es notable que el Partido Republicano se esté atando a las diatribas antiinmigrantes y antilatinas de Trump.
El ala antiinmigrante del Partido Republicano, que ejerció un veto a la reforma migratoria en el Congreso pasado, sigue recibiendo luz verde de los líderes republicanos para votos como el de hoy. Esos mismos líderes rechazaron permitir un voto sobre un paquete de reforma integral en el Congreso pasado –una solución respaldada por tres cuartas partes del pueblo estadounidense-, a pesar de que los votos estaban ahí. El liderazgo de la Cámara Baja incluso le ha prometido votos adicionales este año a Steve King (R-IA) y a otros en torno a medidas de sólo seguridad encaminadas a maximizar las deportaciones de todos los inmigrantes indocumentados.
Si el Partido Republicano quiere tener un debate sobre política migratoria, pues tengámoslo. El país está listo para una reforma real aunque los republicanos no lo estén. Y si el GOP continúa complaciendo a una minoría de su partido, se encontrará en el lado equivocado de las mayorías electorales en 2016 y en adelante.
Una reforma migratoria amplia combina una inteligente aplicación de las leyes migratorias en la frontera y al interior de país, una vía al estatus legal y a la ciudadanía para la mayoría de los 11 millones de indocumentados en Estados Unidos, y mejoras a nuestro sistema de inmigración documentada. Esto garantizaría que los indocumentados den un paso al frente, se sometan a una revisión de su historial permitiendo que el gobierno sepa quiénes son. Esto, en consecuencia, transformará un statu quo caótico en un regulado sistema ordenado. La mayor parte de los inmigrantes estará aquí legalmente, los que se admitan ingresarán de manera legal mejorando grandemente la confianza entre las policías y las comunidades. Los inmigrantes formarán parte del sistema para que las autoridades puedan aislar a los delincuentes y no a las comunidades inmigrantes. Se podrá separar la paja -los verdaderos delincuentes que deben ser prioridad de deportación- del heno.
Según Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, “el país quiere soluciones reales, pero el Partido Republicano quiere jugar a la política del ‘te agarré’. Donald Trump estará en la frontera cacareando distorsiones y mentiras, y los republicanos de la Cámara de Representantes estarán votando, una vez más, por una medida aislada para hacerle la vida miserable a los inmigrantes. Los líderes republicanos han permitido, y de hecho han alentado, esta convulsión de xenofobia. Ahora se sentirán bien, pero esto no puede ser bueno para el futuro del Partido Republicano”.