Anoche el presidente Trump vetó una medida bipartidista destinada a anular la declaración de “emergencia nacional” que ha llevado a la desviación de $3.6 mil millones aprobados por el Congreso en proyectos militares para destinarlos a la construcción del muro fronterizo.
De acuerdo con Frank Sharry, Director Ejecutivo de America’s Voice:
Trump se burla de la Constitución, del Ejército, del Congreso y de la nación, con el fin de construir un costoso, ineficaz y ofensivo muro fronterizo. El país se opone a ello, la Cámara de Representantes y el Senado también, y un juez federal en Texas acaba de pronunciarse igualmente en contra. Pero Trump lo exige y la Suprema Corte lo respalda, dejando a nuestra separación constitucional de poderes en ruinas.
Nuestra nación se encuentra en una peligrosa encrucijada. La democracia más antigua del mundo tiene a un presidente decidido a aferrarse al poder político en lugar de respetar la Constitución. Los Padres Fundadores dieron al Congreso el poder del dinero, y a principios de este año, tras un cierre gubernamental de 35 días en torno a este tema, el Congreso impuso restricciones significativas a los fondos para un muro fronterizo. Los legisladores aprobaron destinar dinero para la reparación y la reconstrucción de la actual valla. Tuvimos un debate nacional sobre este específico tema y Trump perdió de manera contundente.
Pero Trump no respeta ni la separación de poderes ni nuestras normas democráticas. Él piensa que está por encima de la ley y que puede gobernar como monarca. De tal modo que hace mal uso de una autoridad reservada para las emergencias nacionales y da a la Suprema Corte luz verde para abusar del poder. Esta maniobra descarada compromete nuestra seguridad nacional para que Trump pueda promover sus perspectivas de reelección. Pero México no está pagando por el muro, sino los contribuyentes. El Congreso no aprobó los fondos, sino que Trump los saqueó de gastos militares. Los miembros del Congreso de ambos partidos han rechazado la declaración de emergencia nacional del presidente, pero la Suprema Corte no. Y ahora, aunque algunos republicanos han defendido la Costitución y a nuestras familias militares, no ha sido una cantidad suficiente de ellos.
En consecuencia, nuestra democracia sigue amenazada por un presidente que no respeta la ley y por un partido que se lo permite.