El presidente Trump y Stephen Miller están aprovechando una crisis que ellos mismos crearon, de tal modo que puedan con ello destruir la Estatua de la Libertad. Piensan que ofreciendo una cucharada de azúcar —alivio para los Dreamers— van a poder hacer que el Congreso y el pueblo estadounidense traguen una amarga medicina de nativismo radical. Vamos a luchar con uñas y dientes. No nos cruzaremos de brazos mientras Trump y Miller toman a los Dreamers como rehenes con el fin de echar del país a millones.Este es el plan de la Casa Blanca: reducir la migración legal en 50%, la mayor baja en casi 100 años. Destruir la piedra angular de la historia de inmigración de nuestro país al eliminar cinco de siete categorías migratorias de familias. Eliminar el programa de diversidad de visas que admite gente de países que Trump llama “de mierda”. Aniquilar las leyes de asilo de nuestra nación para que los centroamericanos que buscan seguridad en Estados Unidos, incluyendo niños no acompañados, sean enviados de regreso a la violencia de la que huyeron. Incrementar exponencialmente los esfuerzos de Trump para deportar a la mayor cantidad de gente posible, agregando miles de agentes para su Fuerza de Deportación. Construir un gran, estúpido, inútil y ofensivo muro fronterizo —pagado por los contribuyentes estadounidenses y no por México— para que Trump y sus seguidores puedan mostrar el dedo de enmedio a toda América Latina.Este es el momento por el cual los promotores de una línea dura en inmigración —John Kelly, Stephen Miller, Bob Goodlatte, John Cornyn y sus colaboradores externos— han estado aguardando y planificando. Manipularon a Trump para que cancelara DACA; esperaron que la desesperación aumentara; evitaron que Trump llegara a un acuerdo decente; y ahora ejecutan su movida.
Los promotores de la línea dura migratoria se están congratulando mientras la Estatua de la Libertad solloza.
El camino hacia adelante es simple. Consiste en combinar el Dream Act con un sensato paquete de seguridad fronteriza. Ese es el punto justo. Los otros asuntos, buenos y malos, deben dejarse para una segunda ronda de discusiones y debate. Una propuesta reducida es viable. Un replanteamiento masivo y radical que da la espalda a lo que somos como nación, no lo es.
Trump creó esta crisis y los republicanos apoyaron su decisión de cancelar DACA. Ellos controlan la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes. Y 87% de los estadounidensesquieren que el Congreso proteja a los Dreamers. Los republicanos tienen una decisión que tomar. ¿Quieren proteger a los Dreamers o deportar a los Dreamers? Si quieren proteger a los Dreamers, la propuesta reducida lo hace viable y permite que se haga ahora.
Frank Sharry: “Los extremistas se congratulan; la Estatua de la Libertad solloza”
Luego de que la Casa Blanca filtrara su propuesta de inmigración, compartimos la reacción de Frank Sharry, Director Ejecutivo de America’s Voice, al respecto: