Si bien reconociendo el problema es el primer paso, el Partido Republicano necesita hacer algo sobre la reforma migratoria para evitar la repetición de los errores cometidos en 2012
Washington, DC – Mañana se cumple el segundo aniversario del infame apoyo de Mitt Romney a la “autodeportación”, la política migratoria que él dio a conocer durante un debate en las primarias republicanas realizado en Tampa. Si bien muchos republicanos han reconocido el daño político infligido por la posición migratoria de Romney y han posteriormente abrazado la verdadera reforma migratoria, es necesario que la Cámara Baja actúe para probar que el Partido Republicado realmente ha aprendido de sus errores anteriores.
De acuerdo con Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, “dos años después de que Mitt Romney se autodeportara de la Casa Blanca, el Partido Republicano ha experimentado una evolución en el tema migratorio que es al mismo tiempo alentador e incompleto. Hay un creciente reconocimiento de que el Partido Republicano tiene que aprobar la reforma migratoria como una forma de rehabilitar su dañada imagen con los votantes latinos, asiático-estadounidenses e inmigrantes, pero hasta el momento la Cámara Baja liderada por los republicanos ha sido lenta en asumir la reforma migratoria. Analistas como Dan Balz nos han recordado recientemente que el Partido Republicano continuará enfrentando dificultades para retomar la Casa Blanca hasta que tenga en cuenta el cambiante electorado estadounidense”.
La autodeportación es obra de un círculo de notorios líderes antiinmigrantes como Mark Krikorian, del Centro de Estudios de Inmigración, y Kris Kobach, secretario de estado de Kansas y autor de las leyes “muéstrame tus documentos”, de Arizona y Alabama. Ustedes recordarán cuán alegre estaba Krikorian luego de que Mitt Romney diera su respaldo a dicha política. Ciertamente recordarán cómo le fue a Romney con tal política.
En buena medida debido a esta posición de línea dura en el tema migratorio, Mitt Romney perdió votos latinos frente al presidente Obama por un margen de 75% a 23% (con base en resultados de la encuesta realizada por Latino Decisions) o 71% a 27% según las encuestas de salida en la elección general de 2012. Muchos de los allegados a la campaña de Romney, incluyendo a él mismo como candidato, comprendieron después el daño político infligido por su posición. En noviembre pasado, Mitt Romney reconoció los errores de su campaña en relación con los votantes latinos y respaldó algún tipo de vía a la ciudadanía para inmigrantes indocumentados. En un foro postelectoral realizado por el Instituto de Política de la Universidad de Harvard, el ex jefe de campaña de Romney, Matt Rhoades, admitió que el rumbo hacia la derecha extrema en el tema migratorio durante la primaria fue un error. El Comité Nacional Republicano (RNC) afirmó en el reporte de su recuento postelectoral que el Partido Republicano necesitaba ayudar a aprobar la reforma migratoria y que “si los hispanos piensan que no los queremos aquí, harán oídos sordos a nuestras políticas. En esencia, los votantes hispanos nos dicen que la posición de nuestro partido en el tema migratorio se ha convertido en una prueba de fuego, que mide si les damos la bienvenida o les cerramos la puerta”. El senador John Cornyn (R-TX) dijo a Fawn Johnson, del National Journal: “Mi teoría es que podemos ganar en 2014 sin resolverlo. No podemos ganar en 2016 sin resolverlo”.
Señales recientes han indicado que algunos en el Partido Republicano han aprendido las lecciones de la campaña de 2012. Veintinueve republicanos de la Cámara Baja han expresado apoyo la ciudadanía y otros han indicado su respaldo a algún tipo de estatus legal. Estos avances, seguidos de nuevos comentarios positivos de parte del coordinador de la mayoría en la Cámara Baja, Kevin McCarthy (R-CA), y Renee Ellmers (R-NC); la contratación que hizo Boehner de Becky Tallent como consejera en inmigración; y la contratación de Heritage Foundation del economista pro inmigrante Stephen Moore son señales de que las cosas se están acomodando en el tema migratorio. Pero a medida que los jugadores se colocan en sus puestos, el liderazgo de la Cámara Baja debe anunciar el comienzo del juego.
Hasta ahora, John Boehner (R-OH), presidente de la Cámara Baja, y el resto del liderazgo han puesto el futuro del partido en una posición peligrosa. La única política migratoria que ha recibido un voto en la Cámara de Representantes desde las elecciones de 2012 es una enmienda en el mismo sentido de la deportación: la de Steve King (R-IA) para quitar fondos al programa DACA y someter a los DREAMers a la deportación. Pero pueden cambiar esa dinámica cambiando la página de los días en que King, Krikorian y Kobach regían la estrategia del partido en inmigración y avanzar hacia una justa reforma migratoria este año.
Sharry agregó: “El apoyo de Mitt Romney a la ‘autodeportación’ fue el principio del fin de la estacada del Partido Republicano a la extrema derecha en el tema migratorio. Eso mostró, de una vez por todas, que decir a los votantes latinos, asiático-estadounidenses e inmigrantes que ‘no los queremos por aquí’ no es una estrategia ganadora. Sin embargo, el partido está luchando para mejorar su dañada imagen, y corre el riesgo de consolidar su reputación antilatina y antiinmigrante si se le culpa de bloquear la reforma migratoria. En verdad hay solamente una manera de mostrar a los votantes latinos y a otros cercanos al debate migratorio que el Partido Republicano realmente ha dejado atrás sus días de ‘autodeportación’, y es aprobando la reforma migratoria y compartir el crédito por ello”.
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