El gobernador de Florida, Ron DeSantis, y los legisladores del Partido Republicano han estado considerando un par de proyectos de ley radicales y antiinmigrantes, que defensores de los derechos civiles y de los inmigrantes han dicho que criminalizarían a los floridanos “que den refugio, apoyo y transporten a inmigrantes indocumentados, incluyendo a quienes han rebasado el tiempo límite de su visa o quienes han vivido en Florida durante décadas y tienen hijos nacidos en Estados Unidos”. Esto podría incluir a los miembros indocumentados de su propia familia, además de que podría imponer severas sanciones por llevar a cabo las tareas más cotidianas, como transportar a alguien que carece del estatus requerido para trabajar.
Las medidas, conocidas como SB 1718 y HB 1617 también podrían castigar a los floridanos por realizar tareas muy personales, como llevar en auto a un ser querido o a un amigo hacia la escuela, a un consultorio médico o a la iglesia. Estos planes han sido condenados por evangélicos latinos y otros líderes religiosos en todo el estado, quienes dicen que la legislación pisotea su libertad religiosa y los castiga por llevar a cabo los principios básicos de su fe, como es dar la bienvenida al extranjero.
“El proyecto de ley ‘criminalizará el trabajo de la iglesia’, dijo Gabriel Salguero, pastor de la Congregación de las Asambleas de Dios en Orlando y fundador de la Coalición Evangélica Nacional Latina”, informa NBC News. La propuesta podría impedir activamente el ministerio de las familias migrantes, e incluso bloquear los esfuerzos humanitarios de las Iglesias, como transportar a alguien hacia un banco de comida. “Tenemos escuelas, tenemos escuela dominical, tenemos camionetas de la iglesia que los llevan a orar, tenemos comedores de beneficencia hacia los que a veces llevamos personas indocumentadas porque necesitan comida”, dijo a NBC News. “A veces los llevamos con su abogado”.
Los republicanos de Florida también podrían criminalizar al Padre José Rodríguez, de la Iglesia Episcopal Jesús de Nazaret. “Podríamos, en buena fe, resultar violando la ley porque nos dedicamos a ayudar a la gente”, dijo al Orlando Sentinel. Ayudar a la gente: ahora hay una idea novedosa que tal vez DeSantis y la legislatura estatal deberían asumir.
En días recientes, miembros y defensores de la comunidad se han estado manifestando contra las propuestas, haciendo notar las duras repercusiones que se propagan mucho más allá de las comunidades inmigrantes. “Todos los floridanos lo resentirán, independientemente de sus opiniones sobre la inmigración porque, en todo momento en Florida, estamos rodeados por gente de diferentes países”, dijo Anamaría Hernández, de la Coalición de Inmigración de Florida, a la estación afiliada WESH.
Los legisladores republicanos parecen sentir algo de presión. El Orlando Sentinel informa que el senador estatal Blaise Ingoglia, el patrocinador principal de la legislación, aparentemente había acusado a líderes religiosos de estar mal informados. “Como cristiano, tengo un gran respeto por la comunidad evangélica”, afirmó. “Dicho esto, sugiero que lean el proyecto de ley para mayor claridad”. Pero cuando fue cuestionado sobre si los líderes religiosos podrían enfrentar castigo por transportar a un miembro de su congregación hacia la iglesia, Blaise admitió que podría ocurrir. Quizá debería seguir su propio consejo y leer el proyecto de ley para tener algo de claridad. “Si un trabajador de la iglesia transporta a una persona, podría significar más de cinco años de prisión y más de 15 si el trabajador de la iglesia lleva a un menor a una reunión de grupos juveniles”, dijo NBC News.
La legislación ha sido condenada por la Conferencia de Obispos Católicos de Florida, que calificó los intentos del Partido Republicano como “una intrusión sin precedentes”. Pero esta no es de ninguna manera la primera vez que DeSantis, practicante católico romano, y los republicanos de Florida han sido condenados por líderes religiosos en torno a sus ataques contra las comunidades inmigrantes.
El arzobispo de Miami, Thomas Wenski, reprochó el año pasado a DeSantis por enfocarse en las licencias de los refugios financiados por el gobierno federal, donde se mantiene a los niños que buscan asilo mientras esperan ser puestos en contacto con un patrocinador. En otro despreciable ataque ese mismo año, DeSantis también afirmó que era “repugnante” comparar a los niños centroamericanos —que llegan a la frontera sur en busca de refugio— con los niños cubanos que llegaron aquí a través de la Operación Pedro Pan en la década de los 60.
“Los niños son niños, y ningún niño debe ser considerado repugnante, especialmente por un servidor público”, declaró Wenski. Por atreverse a defender a los indefensos, el arzobispo fue tildado de mentiroso por Christina Pushaw, la detestable empleada de DeSantis que también ha sido fundamental para avivar el odio contra las comunidades LGBTQ. Pushaw también se deleitó con la indignación que generó el despreciable transporte de inmigrantes ajenos a lo que ocurría, de Texas a Martha’s Vineyard, ordenado por DeSantis el otoño pasado.
La hermana Ann Kendrick, fundadora del Centro Comunitario Hope, y líder local que ayuda a familias centroamericanas recién llegadas, le indicó al Orlando Sentinel que con frecuencia ayuda a personas indocumentadas, incluidos niños. “¿Iré a la cárcel por… ayudar a un niño?”, se preguntó. “Wow, ¿no es ese el estilo americano?” No hace mucho tiempo, el estado de Florida promocionaba letreros en las carreteras que decían: “Florida te da la bienvenida”. Pero bajo la xenofobia de DeSantis y la legislatura republicana, el mensaje últimamente ha sido “Fuera”.