Cuando una puerta se cierra otra se abre
Menlith Acosta nació en San Francisco de Macorís, Republica Dominicana. Desde muy temprana edad demostró su habilidad como tenista y fue considerada una de las mejores jugadoras a nivel nacional e internacional. El deseo de seguir su carrera deportiva la impulsó a emigrar hacia Estados Unidos, dejando atrás a toda su familia.
Como para la gran mayoría de inmigrantes en este país, el camino hacia el éxito profesional no le fue fácil. Terminó la escuela secundaria en Nueva York, destacándose como estudiante meritoria y formando parte del equipo de tenis, y en varias ocasiones obtuvo los primeros lugares en los torneos interescolares.
Más tarde fue aceptada en prestigiosas universidades por su excelente desarrollo académico y deportivo. Recibió la oferta de obtener una beca completa en Mount Saint Mary’s College, Maryland, la cual tuvo que rechazar debido a que estaba en proceso de legalizar su estatus migratorio. En esa época no existía el programa de Acción Diferida para quienes Llegaron en la Infancia (DACA) y las leyes estatales no otorgaban ayuda financiera a los estudiantes sin documentos o en proceso de adquirirlos.
Menlith relata que le tomó varios años obtener su residencia permanente, y en ese lapso trabajó duro para poder mantenerse económicamente y para poder costearse la universidad. Durante ese tiempo se enfrentó a la difícil decisión de tener que renunciar a su sueño de convertirse en tenista profesional, porque a pesar de tener el talento no contaba con el tiempo ni los recursos para pagar los entrenamientos y su ingreso a una academia.
A pesar de esta desilusión, ella nunca renunció al sueño de obtener un título universitario. Durante sus años en la universidad llegó a vivir en carne propia la discriminación racial, que en este gobierno se ha propagado como un veneno.
Cuenta que una de sus profesoras, al saber su nacionalidad, le expresó que la universidad no era lugar para ella, ya que, según dicha maestra, la mayoría de los dominicanos “eran indocumentados” y que los hispanos “no merecían” tener los mismos derechos que los estadounidenses.
Sin embargo, Menlith añade que fue una enorme satisfacción para ella el graduarse y, sobre todo, que esa profesora lo presenciara.
En la actualidad, Menlith se desempeña como Representante Financiera Internacional de habla hispana en el Hospital New York-Presbyterian and Weill Cornell. Este Hospital está calificado en el puesto número uno en la cuidad de NY, también ocupa el lugar ocho en el cuadro de Honor de Mejores Hospitales del país. Esta posición le ha permitido prestar asistencia a la comunidad latina y a pacientes internacionales que necesitan orientación financiera para costear sus gastos médicos.
Como hispana y como inmigrante, Menlith siempre trata de representar sus orígenes de la mejor manera. También considera que la mayoría de los hispanos que han emigrado hacia Estados Unidos aporta de una manera positiva a esta nación, siempre con la idea de salir adelante, por lo que en su opinión “es justo que se les dé la oportunidad”.