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Serie: Lo que realmente somos como inmigrantes

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Misionera de la humanidad.

La semana pasada una noticia acaparó los titulares en todo el país: el gobierno de Estados Unidos ha perdido el rastro de aproximadamente 1,500 niños inmigrantes que han sido separados de sus padres al cruzar la frontera sur.

Como a muchos, ese hecho también llamó particularmente la atención de Kiana Marian Cepeda, una joven de apenas 20 años de edad, nacida en Estados Unidos de padres dominicanos. A su corta edad, ella ha mostrado un interés humanitario por todo lo que sufren los países más avasallados por la pobreza y la violencia, muchos de los cuales —sobre todo los latinoamericanos— ahora mismo padecen en carne propia también la crueldad de este gobierno, situación que diariamente cobra nuevos matices.

Esta nueva realidad, sin embargo, nos ha enseñado que una sociedad que no protege a la niñez ni a sus jóvenes no puede construir un mundo mejor.

Esa es una conclusión que comparte esta joven que se está convirtiendo en un ejemplo de la nueva juventud que está creando esta generación.

Durante sus estudios secundarios fue invitada a participar en el prestigioso programa National Youth Leadership Forum (NYLF) – Law and CSI.

Después de su graduación en 2015 realizó una pasantía de seis meses en la firma de abogados Tate Bywater, en Virginia; debido a su excelente desempeño, la firma decidió contratarla como asistente legal en el departamento de inmigración, posición que ha desempeñado durante los últimos tres años.

Posteriormente cursará una especialidad en Análisis y Resolución de Conflictos en la Universidad George Mason.

Con sus estudios y su experiencia ella dice que desea ayudar a la sociedad actual a encontrar acuerdos pacíficos a los problemas que afectan a los más desafortunados, marginados, minorías e indocumentados.

Kiana ha viajado a Europa, el Caribe, Centroamérica y Canadá y está entre sus planes poder viajar a la India como misionera. Agrega que su pasión por viajar nace de la carga que siente por la situación política y social en muchos de estos países, ya que considera que todo esto afecta de forma general a la humanidad.

Esta joven también pertenece a la Primera Iglesia Bautista de Woodbridge, donde forma parte del ministerio de alabanza y de misiones internacionales.

Es muy joven, es cierto, pero Kiana ha logrado muchos de sus objetivos y afirma que ha sido impulsada por el buen ejemplo de sus padres, quienes le han enseñado que todo es posible cuando nos esforzamos y somos diligentes.

Ella, en efecto, personifica a la nueva generación de jóvenes hijos de inmigrantes que desea aportar a la sociedad mediante el esfuerzo y, particularmente en su caso, la fe, pues en su concepto “sólo se sirve a Dios sirviendo a los demás”.