Mientras el frenesí electoral apunta a la lucha que se librará por el voto latino en noviembre, la semana entrante el máximo tribunal de la nación escuchará argumentos sobre la constitucionalidad de una antiinmigrante ley estatal, la SB 1070 de Arizona, que tiene el potencial de, en nombre del combate a la inmigración indocumentada, oficializar el uso de perfiles raciales y discriminar contra hispanos y otras minorías aunque sean residentes legales o irónicamente, ciudadanos y preciados votantes.
El fallo, anticipado en junio, se daría en medio de la campaña presidencial y podría salpicar el proceso que ya ha estado enmarcado en una lucha de contrastes entre un presidente, Barack Obama, que apoya la reforma migratoria aunque lidera en cifra de deportaciones, y un casi seguro nominado republicano, Mitt Romney, que ahora, como todo candidato, comienza la danza hacia el centro para apelar a votantes moderados e independientes en la elección general, sobre todo a los latinos a los que por meses ha venido aislando con posturas antiinmigrantes.
También hay otro contraste: el Departamento de Justicia bajo la presente administración de Obama fue quien demandó a Arizona por usurpar el papel del gobierno federal en aprobar e implementar leyes de inmigración. Romney, por su parte, ha dicho que de ser electo presidente una de sus primeras acciones sería suspender las demandas contra estados como Arizona por aprobar sus propias leyes migratorias.
Más aún, el cerebro tras la SB 1070 y otras leyes estatales antiinmigrantes, como la HB 56 de Alabama, Kris Kobach, secretario de Estado de Kansas, ¿es/fue/será? asesor de Romney en asuntos de inmigración. Uno de los pasos del baile hacia el centro es distanciarse de personajes incómodos que puedan espantar a ciertos sectores de votantes y Kobach con Romney puede espantar todavía más a los latinos de manera que la campaña de Romney ahora dice que Kobach no es asesor, aunque el secretario estatal de Kansas insiste en que sigue en contacto con la campaña.
Apenas en enero, cuando Kobach anunció su apoyo a Romney, el precandidato republicano dijo que “Kris ha sido un verdadero líder en asegurar nuestras fronteras y frenar el flujo de inmigración indocumentada a este país”.
Las ramificaciones políticas de la SB 1070 ya han sido comprobadas en Arizona. En noviembre de 2011, Russell Pearce, el ex presidente del Senado estatal y principal promotor de la SB 1070, fue removido de su cargo mediante una elección especial en un distrito mayormente conservador y republicano.
Los análisis posteriores revelaron que los votantes estaban hartos de que el senador centrara todos sus esfuerzos en promover una ley, la SB 1070, que estaba teniendo duros efectos económicos en un estado ya afectado por la crisis, y cansados además de la retórica y el divisionismo de Pearce.
Para Gary Segura, de Latino Decisions, profesor de política estadounidense en la Universidad de Stanford, independientemente de cuál sea el fallo, la SB 1070 tendrá implicaciones políticas a corto y a largo plazo que pueden beneficiar particularmente a los demócratas.
“Si la SB 1070 es sostenida, esto enardecerá a los latinos, los republicanos acogerán (el fallo) y crecerá el entusiasmo y el nivel de participación de latinos en la elección. Si la SB 1070 es rechazada, en gran medida porque el presidente autorizó al Departamento de Justicia a demandar a Arizona, es de anticipar que los republicanos denuncien al tribunal y predeciblemente digan cosas terribles sobre los latinos. De manera que sería bueno para Obama de una forma o de otra”, sostuvo Segura.
Primero, “porque mantiene el asunto (de la inmigración) sobre el tapete, lo cual ayuda con los votantes latinos, y no lo lastima con los votantes anglosajones”, opinó Segura. Los votantes anglosajones para los cuales la inmigración es asunto central, agregó, ya están de todos modos en la columna republicana.
Aunque algunos consideren que la falta de una reforma migratoria integral, una promesa de campaña de Obama en 2008, es la que ha provocado el avance de leyes como la SB 1070, Segura argumentó que aunque es probable que algunos votantes latinos establezcan esa conexión, “Obama tiene la respuesta perfecta: no hay ni un solo republicano que haya apoyado los esfuerzos para concretar esa reforma”.
“Si el otro partido (Republicano) estuviera razonablemente compitiendo por el voto latino, Obama estaría en problemas por la inacción (en la reforma migratoria), las deportaciones y la forma inadecuada en la que ha manejado el asunto, pero se beneficia, como le ha pasado a los demócratas por generaciones, de la comparación con este tipo de republicanos xenófobos, etnocéntricos y socialmente conservadores”, agregó.
El tipo de republicano personificado en el duelo supremo la semana entrante sobre una ley promovida por figuras antiinmigrantes de la talla de Kobach, vinculados a la campaña de un aspirante presidencial republicano, como Romney, que tiene el potencial de discriminar a los mismos votantes hispanos que ahora Romney quiere comenzar a conquistar.