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¿Y de los republicanos qué?

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11/05/10 a 9:32am por Rafael Prieto Zartha

Los tres congresistas hispanos republicanos de la Florida, Ileana Ros-Lehtinen, Lincoln Díaz-Balart y Mario Díaz-Balart, recibieron las peores notas de parte de la organización Americanos por Mejor Inmigración (ABI) en materia de inmigración.

Los legisladores de origen cubano fueron “premiados” cada uno con una F en la evaluación que hace la institución restriccionista sobre el desempeño de los representantes a la Cámara y senadores federales respecto a la inmigración “ilegal”.

La ABI, que está asociada al grupo anti inmigrante NumbersUSA, ha venido dando malas calificaciones a los legisladores, incluyendo a los republicanos, que han favorecido cambiar las leyes de inmigración y regularizar a quienes no tienen un estatus migratorio en el país.

Y es que aunque exista la preconcepción de que la dirigencia republicana está en contra de los inmigrantes o le son indiferentes, no todos los líderes de ese partido han compartido la visión de política migratoria del ex congresista de Colorado, Tom Tancredo.

Hace un lustro la Casa Blanca, ocupada por ex presidente George W. Bush, se preciaba de contar con el apoyo de 23 senadores republicanos para el proyecto de reforma migratoria. Y el 28 de junio de 2007, 12 republicanos votaron a favor de continuar la discusión y mantener el proyecto vivo en el Senado.

En 1986 fue Ronald Reagan, el héroe republicano de la segunda mitad del Siglo XX, el que firmó la reforma migratoria que legalizó a cerca de tres millones de individuos que le dieron un impulso notable a la economía de la época.

Por todos esos antecedentes es que no se entiende que ahora los políticos republicanos evadan le responsabilidad civil de respaldar las iniciativas orientadas a arreglar el problema migratorio de forma integral.

Días antes de la marcha del pasado 21 de marzo en Washington, el senador Lindsey Graham le envió un mensaje al presidente Barack Obama en el programa de televisión “This Week” de la cadena ABC, diciéndole que era el “momento de liderar” y que su Administración debería presentar un proyecto de inmigración para examinarlo.

No obstante, cuando el presidente Obama ha pedido recientemente el concurso de los senadores republicanos para solucionar el problema de la inmigración la respuesta de Graham y sus copartidarios ha sido no.

Tampoco se entiende que su nueva visión del liderazgo republicano, reflejada en proyectos legislativos, sea la de sólo asegurar las fronteras y establecer medidas restrictivas contra los inmigrantes, cuando antes decían, como el senador John McCain, que regularizar a los indocumentados era fundamental para la seguridad del país.

Yo presencié a finales de la década de los noventa la manifestación más grande que se hizo en Miami por el TPS para los colombianos que encabezó el republicano Juan Carlos Zapata.

Pese al desangre y la inseguridad que causaba el conflicto colombiano el estatus de protección temporal no se dio, pero quedó la constancia del esfuerzo de Zapata, que es hoy representante a la Cámara Estatal de la Florida.

Abraham Lincoln, el primer presidente elegido por el Gran Viejo Partido (GOP), lo arriesgó todo por defender derechos y principios que aunque justos, no eran enteramente populares.

Sus copartidarios sensatos deberían recordarlo e imitarlo. Con la SB 1070 como luminaria de los nativistas este tiempo también es para los valientes.

Rafael Prieto Zartha es asesor de medios de comunicación en español de America’s Voice.

rprieto@americasvoiceonline.org