El tan esperado discurso de Donald Trump sobre el Estado de la Unión esta semana no me sorprendió. De hecho, solo comprobé su falta de sensibilidad y compasión, pues su discurso estuvo cargado de divisionismo, racismo y, sobre todo, con un total énfasis en criminalizar a todos los inmigrantes. A través de sus palabras y sus actos hemos visto que este presidente rechaza todo lo que Estados Unidos ha representado durante décadas: “Una nación llena de oportunidades para todos”.
La diversidad étnica es una de las características más hermosas que posee este país. Y es precisamente esto lo que el actual presidente pretende extinguir. Las diferentes nacionalidades que desde hace décadas han aportado al desarrollo y crecimiento económico de Estados Unidos se han visto atacadas y denigradas por este gobierno.
Nunca imaginé vivir tiempos tan hostiles como los que estamos padeciendo actualmente, todo esto fomentado por el presidente y sus colaboradores.
Trump fue preparando poco a poco su escenario, astutamente cavó una fosa, fue envolviendo a los demócratas en hilos de mentiras y manipulaciones. La carnada usada fueron los Dreamers, quienes se encuentran atrapados en este juego político y cuyo futuro cuelga de la mano de una persona que no los considera “estadounidenses”.
Los demócratas actuaron como la Caperucita Roja del cuento de los hermanos Grimm, confiados a pesar de todas las advertencias. En este cuento, Trump personaliza al Lobo astuto, engañador y manipulador que no sólo mintió a la Caperucita, sino que terminó comiéndose los a ella y la abuelita.
Todos esperamos que las cosas terminen como el cuento, que el Lobo sea vencido y que la Caperucita y la abuelita sean rescatadas de entre sus entrañas. Es hora de que el gobierno pare de jugar con las vidas y el futuro de los immigrantes en este país.