Donald Trump no puede evitarlo. El “bad hombre” que lleva dentro no cesa de superar sus propias y peligrosas locuras.
En el último debate que se supone fuera su oportunidad de apelar a los votantes aparte de su fiel base, el nominado presidencial republicano hizo una declaración perturbadora. A la pregunta de si acatará los resultados de la elección del 8 de noviembre, Trump, quien ha estado lanzando acusaciones sin fundamento de que la elección está amañada, respondió que “lo mantendré en suspenso”.
De este modo Trump intensificó su ataque a la tradición e instituciones democráticas de esta nación, advirtiendo que existe la posibilidad de que si las cosas van en su contra, si pierde, podría no aceptar los resultados.
Es decir, siguió echándole leña al fuego para apelar a quienes ya lo apoyan, sin pensar en las consecuencias que pueden acarrear sus declaraciones entre ese sector de trumpistas que asegura estar listo para una “revolución” si Trump no es electo el 8 de noviembre.
Trump no solo redobló sus ataques en este frente, sino en otros, incluyendo la inmigración donde reiteró sus planes de un muro, de deportaciones masivas y aprovechó la oportunidad para seguir pintando de un brochazo a todos los inmigrantes como asesinos y narcotraficantes. Porque en el mundo de Trump, los inmigrantes delincuentes siempre son hispanos, pues declaró en Spanglish que “tenemos a algunos bad hombres aquí y los vamos a sacar”.
Si algo evidenció este debate, por enésima vez, es que Trump carece del temperamento y de los conocimientos para ser presidente. Volvió a responder generalidades adornadas con ataques personales contra Clinton a los temas de interés para el país. Incluso en los asuntos que se supone domine, como la economía y los acuerdos comerciales, también se fue por la tangente. Y como siempre, a la menor provocación, responde como niño en recreo. Clinton le dijo que era una marioneta del presidente ruso, Vladimir Putin, y su reacción fue “no soy marioneta… tú eres la marioneta”.
Lo bueno es que este fue el último debate, aunque ni los dos previos ofrecieron al electorado una batalla de ideas porque la campaña ha sido consumida por los ataques personales y los excesos de Trump.
Con este triste panorama es que los electores acudirán a las urnas el martes 8 de noviembre. Y si todo permanece como indican los sondeos, Trump está en aprietos. Queda por ver cuál será su reacción en caso de perder. La honorable o la que le dicte el “bad hombre” que lo domina.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice.