25/04/11 a 11:16am por Maribel Hastings
WASHINGTON – Ya que Barack Obama insiste en que puede conseguir la reforma migratoria mientras sea presidente, muchos nos preguntamos cuál será su estrategia.
Estamos casi a la mitad del 2011 y Obama, quien ya anunció su candidatura a la reelección, está no sólo gobernando sino recaudando fondos para asegurar esa reelección en el 2012.
Al entrar el 2012, en ocho meses, toda la atención y las acciones o falta de ellas estarán regidas por la política de año electoral.
Y si Obama no abordó el tema de la reforma migratoria en el primer año de su gestión, como había prometido y por las razones que sean, y cuando gozaba de mayorías demócratas en ambas cámaras, realmente sería una muy bienvenida sorpresa que lograra algo próximamente.
Su reunión del martes en la Casa Blanca con unos 70 líderes de diversos sectores e ideologías fue otro ejercicio de retórica para repetir lo que ya sabemos.
La presencia en dicha reunión de figuras republicanas que apoyan y han trabajado en favor de una reforma migratoria pretendió ilustrar que se requiere apoyo bipartidista para concretarla.
Más aún, la Casa Blanca espera que esas figuras republicanas actúen como voceros en la búsqueda de consenso y apoyo a la reforma.
Pero, ¿realmente espera la Casa Blanca que estos republicanos convenzan a sus radicales copartidarios en el Congreso de apoyar una reforma migratoria y concederle una victoria o algo similar a Obama antes de las elecciones del 2012?
¿Unos republicanos que ni siquiera pudieron a convencer a los suyos cuando George W. Bush era presidente y trató de impulsar, sin éxito, esa reforma?
En la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, no hay dudas de que quienes llevan la batuta en el tema de inmigración impedirán por todos los medios que se consideren medidas de alivio migratorio porque sólo están interesados en medidas policiales y más deportaciones. Una muestra: el presidente del panel cameral Judicial, el republicano de Texas, Lamar Smith, dice que sería “hipócrita” que el gobierno federal no impugne la ley migratoria de Utah por contemplar permisos de trabajo para los indocumentados, pero no se le hace “hipócrita” seguir diciendo que el sistema migratorio está quebrantado cuando ha hecho hasta lo indecible para evitar su arreglo.
Aunque hay que señalar que la pasada mayoría demócrata tampoco supuso ningún avance con la excepción del DREAM Act en diciembre de 2010 y a última hora y que de todos modos murió en el Senado.
Sería lamentable, aunque nada sorprendente, que la Casa Blanca y los demócratas recurran a la cansada estrategia de año electoral de presentar proyectos de ley a última hora aunque se sepa que no tienen posibilidades todo para supuestamente acallar a los críticos, tener algo en la mano que vender cuando hacen campaña y como ya es costumbre, argumentar que por culpa de los republicanos no pudo lograrse nada.
Y la culpa republicana es totalmente cierta, pero el argumento no altera la realidad de que Obama llegará al 2012 con casi dos millones de deportaciones bajo el brazo y sin nada concreto que mostrar a los votantes hispanos en materia migratoria.
Si no estuviera tan reacio a acciones administrativas, a lo mejor tendría algo que demostrar que no sea su récord de deportaciones.
En un foro público en la sede de Facebook en Palo Alto, California, Obama no pudo esquivar otra pregunta de inmigración y sobre el DREAM Act, aunque no dijo nada nuevo.
Sobre los jóvenes del DREAM Act declaró: “lo que hemos dicho, especialmente sobre estos jóvenes que son nuestros vecinos, nuestros amigos, los amigos de nuestros hijos, es que si gozan de buen carácter moral, están estudiando o quieren ingresar al servicio militar, ser parte de la familia estadounidense, ¿por qué no aceptarlos? Por qué no garantizar que contribuyan a nuestro futuro?
Cierto. Entonces, en lo que puede aprobarse legislación, ¿por qué no los protege de la deportación mediante acción administrativa? Eso Sí se Puede.
Y sobre inmigración, envió el siguiente mensaje: “Todos ustedes tienen que asegurarse de que sus voces sean escuchadas, diciendo que esto es una prioridad, que es algo importante, porque si los políticos no los escuchan, seguramente no pasará nada. No puedo hacerlo solo”.
Las voces han sido alzadas y los políticos las han escuchado, pero tampoco ha pasado nada. Y fue él solito el que se puso a hacer promesas que los votantes hispanos escucharon muy bien.
Ya se sabrá qué carta se sacan de la manga en las próximas semanas o meses para acallar a los críticos y argumentar “acción”.
Seguro ocurre tras otra reunión.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva y analista de America’s Voice
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