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Reformas en la encrucijada

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06/09/09 a 7:04pm por Maribel Hastings

El Congreso retorna a una tensa sesión legislativa donde el primer tema en la agenda es la reforma de salud que ha puesto al presidente Barack Obama contra las cuerdas y a sus altos índices de aceptación en picada.

El tema migratorio, aunque diferente, ha surgido en este debate, primero por una oposición volcada en diseminar mentiras sobre la presunta cobertura médica para indocumentados, y segundo porque quienes abogan por la reforma migratoria esperan que Obama salga lo suficientemente ileso de la batalla para que tenga capital político que invertir en otra pelea difícil.

En ocasiones previas he hablado de algunos paralelos entre estas dos batallas legislativas. Por ejemplo, algunos de los más vociferantes opositores a la reforma de salud, los que proclaman a los cuatro vientos que otorgar cobertura médica universal es “socialismo” y no tienen empacho en hablar de los “paneles de la muerte” que decidirán si la abuelita debe seguir viviendo, son los mismos que vuelven a echar mano de los indocumentados y los supuestos beneficios médicos que obtendrán para tratar de descarrillar la reforma de salud con la esperanza de que eso incida sobre los prospectos de la reforma migratoria o de cualquier otra iniciativa que emprenda el presidente Barack Obama.

Su mantra es la obstrucción, como evidenció recientemente en una entrevista el congresista republicano de Georgia, Jack Kingston, al describir la reforma sanitaria y los foros públicos al respecto como “Obama Care”, diez veces más (controversial) que el precio de 4 dólares por galón de gasolina. “No veo la hora en que presente su proyecto de inmigración”, agregó.

Los 
foros públicos sobre la reforma sanitaria han dejado a muchos boquiabiertos aquí y en el extranjero. Con la excepción de algunas personas que tienen preocupaciones legítimas, el resto parece vivir debajo de una piedra repitiendo como papagayo los argumentos falaces que les alimentan medios y locutores ultra conservadores.

Por cierto, este mes los tendremos en vivo y directo en el evento “Hold Their Feet to the Fire” que reúne a locutores conservadores que por dos días transmiten desde la Capital su diatriba racista para intimidar a un Congreso que por los pasados años le ha dado a este sector más peso del que realmente tiene. Lamentablemente la percepción a veces supera la realidad, y legisladores aferrados a sus escaños prefieren dejarse llevar que enfrentar a la corriente por el bien común.

Es ahí donde se pone a prueba el verdadero liderazgo, como se pondrá a prueba el de Obama y el de los dos partidos del Congreso este otoño.

En el caso de la reforma de salud, Obama tiene que combatir la oposición de la extrema derecha que también se opone a la reforma migratoria integral. Se enfrenta además a los demócratas conservadores que también le hacen el feo a la reforma migratoria. Y a los liberales de su partido furiosos por los indicios de que la opción pública para proveer seguro médico a quienes no lo tienen podría quedar fuera de cualquier proyecto de reforma sanitaria. Algunos de esos liberales también se han opuesto previamente a reformas migratorias pero por razones diferentes a las de los conservadores, por ejemplo, por considerar los proyectos incompletos o demasiado punitivos.

Para la reforma de salud la Casa Blanca pondera tratar de avanzarla sin apoyo republicano si es que aseguran los votos requeridos en su propio. ¿Será posible? La reforma migratoria, por su parte, ha tenido en el pasado mayor apoyo bipartidista, aunque la oposición también ha sido bipartidista.

La pregunta que algunos nos hacemos es si en el caso de la reforma migratoria los demócratas tendrán los pantalones para tratar de avanzarla sin apoyo republicano, o si esa premisa es siquiera posible considerando que por los pasados años la Cámara Baja de mayoría demócrata le ha rehuído al tema como el diablo a la cruz.

En el Senado se anticipa que el senador demócrata de Nueva York, Chuck Schumer, lídere los esfuerzos junto al senador republicano de Carolina del Sur, Lindsey Graham, una mancuerna que pretende sustituir a la que alguna vez integraron los senadores Ted Kennedy, demócrata, y John McCain republicano.

Kennedy, lamentablemente, falleció dejando un vacío inmenso de liderazgo para ambas reformas, la sanitaria y la migratoria. McCain, por su parte, parece que se quedó detenido en la derrota de noviembre de 2008 preguntándose por qué los votantes latinos prefirieron la promesa de reforma migratoria de Obama a las previas acciones de McCain para tratar de obtener esa reforma.

Claro está, McCain parece no reconocer que fue su deseo de apaciguar a la derecha la que decepcionó a los latinos cuando llegó a declarar que se opondría a su propio proyecto de reforma migratoria.

Las prometidas reformas de Obama están en una encrucijada y en el caso de la reforma migratoria, el empuje de los grupos de presión y de la comunidad serán vitales para garantizar que quienes prometieron respondan.

El Congreso regresa hoy a discutir otra reforma, la de salud, pero la pelea por la otra reforma, la migratoria, está en curso, y promete dar mucho de qué hablar.