WASHINGTON – Un julio de 2008, el entonces senador federal y aspirante presidencial demócrata, Barack Obama, habló ante la reunión anual del Consejo Nacional de la Raza (NCLR) en San Diego, California, y declaró que “me parece que es hora de que tengamos un presidente que no le de la espalda a algo tan importante como la reforma (migratoria) sólo porque no sea políticamente popular”.
Y agregó: “marché con ustedes en las calles de Chicago, luché por ustedes en el Senado, y haré (de la reforma migratoria) una prioridad en mi primer año como presidente de Estados Unidos”.
A principios de 2010 y sin haberse cumplido la promesa en el 2009, NCLR promovió el video titulado “Le Tenemos que Recordar” instando a la comunidad latina a refrescarle la memoria a Obama de que la promesa no se había concretado.
El video abría diciendo que “a veces estamos tan ocupados que se nos olvidan las promesas que hicimos”.
Mucho ha ocurrido desde 2008 y no en favor de la reforma migratoria.
La semana que viene Obama retorna a la reunión anual de NCLR, esta vez en su propio patio, en Washington, D.C., sede del gobierno federal donde se empantanó esa reforma y desde donde debe emanar una solución integral a nuestro dilema migratorio. A nivel administrativo lo único que “progresó” fue la ampliación de programas policiales como 287(g) y Comunidades Seguras batiendo récords de deportaciones; a nivel legislativo lo único aprobado son más medidas policiales republicanas mientras otras aguardan su turno; y a nivel estatal florecen medidas antiinmigrantes que aunque terminan ante tribunales, siguen generando una atmósfera adversa para la comunidad inmigrante con consecuencias humanas y económicas palpables.
Obama habla ante la principal organización hispana de la nación a 17 meses de las elecciones donde busca reelegirse con la ayuda del voto latino que conquistó en el 2008 contra todos los pronósticos y en gran parte, sobre todo en estados clave para ganar la presidencia, por esa promesa de reforma.
La presidenta de NCLR, Janet Murguía, ofreciendo un adelanto de la conferencia, reconoció que Obama tiene por delante la tarea de “convencer” a los votantes latinos de que su compromiso con la reforma migratoria es real.
Digamos que el compromiso ya se sabe que existe como también se sabe que no es realista anticipar una reforma migratoria amplia antes de las elecciones. Pero si Obama va a decir que lo ayuden a reelegirse porque en su segundo mandato sí se va a poder, cuando menos debería sentar las bases de un esfuerzo genuino en pos de esa reforma. El récord no sólo debe consistir de discursos y deportaciones.
Y el panorama electoral no es tan fácil como pinta. Obama y su equipo de campaña tienen que estar prendiendo velas para que la economía repunte porque una alta tasa de desempleo es el mayor estímulo para no votar o para el voto de castigo. Una alta tasa de desempleo que afecta grandemente a los hispanos.
Aunque falta un mundo en términos electorales, si la economía no mejora, Obama necesitará todos y cada uno de los votos de su base y de la coalición que le dio el triunfo en el 2008.
Para el voto latino, la economía y la inmigración son fundamentales. Recientes sondeos, como el de Latino Decisions para ImpreMedia, demuestran que la inmigración es importante y definitoria para los votantes hispanos porque los toca de cerca ya sea por vínculos familiares, de amistad, de experiencia propia o sencillamente de solidaridad con una comunidad inmigrante que esperaba alivio pero ha encontrado desesperanza.
El viernes, en otra rueda de prensa en la Casa Blanca, hablando sobre la necesidad de colaboración en la búsqueda de un acuerdo al tranque de reducción del déficit, Obama declaró que los estadounidenses no quieren poses políticas ni frases bonitas sino soluciones reales a los problemas que nos aquejan.
Seguramente la semana entrante en la conferencia de NCLR veremos poses y escucharemos frases bonitas sin que se vislumbre todavía una solución al problema migratorio.
No nos cegamos. Sabemos que muchas veces no pueden producirse resultados con un Partido Republicano repleto de demagogos que sólo buscan entorpecer y no solucionar.
Y quizá Obama no le ha dado la espalda totalmente a la reforma migratoria, pero necesitamos que ataje de frente a esos mercaderes del miedo y la demagogia y demuestre con algún hecho concreto y sin timidez que en su segundo (y potencial) mandato habrá una luz al final de túnel para nuestra comunidad inmigrante.