El año pasado fue difícil para nosotros los inmigrantes, no sólo para los que se vieron afectados por todas las medidas tomadas por el gobierno de Donald Trump, sino también para quienes tenemos familiares y amigos que sufren las consecuencias de estas acciones.
La eliminación del programa DACA para los Dreamers y la terminación del TPS para algunos países, además de las miles de deportaciones de personas que no deberían ser prioridad para las autoridades migratorias, únicamente demuestran las intenciones antiinmigrantes y racistas de este gobierno.
Es doloroso ver cómo miles de personas viven en constante zozobra y ansiedad sin saber cuál será su destino mañana, atados de pies y manos sin saber si podrán seguir viviendo en el único país que ha sido su hogar durante años o décadas. Como madre, sólo puedo imaginar lo doloroso que es separarte de tus hijos y de tu familia, además de dejar atrás toda tu vida y todo por lo que has luchado.
Mantener a la comunidad en este estado de incertidumbre es sencillamente cruel e inhumano, pero al parecer este comportamiento es algo normal para el actual gobierno de Estados Unidos. A pesar de todo esto, los hispanos y los inmigrantes en general somos fuertes, trabajadores y enfocados en el bienestar de nuestras familias para darles un mejor futuro. Por esa razón estamos aquí y hemos hecho de este maravilloso país nuestro hogar permanente.
A pesar de lo duro que fue el año pasado y las dificultades enfrentadas en este primer mes del 2018, debemos seguir caminando con fe, confiando en que este año será mejor. Debemos seguir luchando por nuestros derechos como seres humanos y, sobre todo, debemos dejar oír nuestras voces de forma unificada, con un solo grito: ¡estamos aquí para quedarnos!
Digamos no a las deportaciones. No al racismo.