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Más allá de la frustración

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13/09/10 a 11:10am por Maribel Hastings

Por Maribel Hastings

WASHINGTON – En una entrevista con el diario La Opinión, el presidente Barack Obama declaró que se le hace interesante “el grado en que las personas han expresado su frustración hacia mí, alguien que apoya la reforma migratoria” mientras han sido menos críticas, “algunas veces”, de quienes se oponen a esa reforma.

“Eso no tiene sentido. Yo soy un aliado fuerte, como nadie lo ha sido en esta Oficina Oval, cuando se trata de resolver este problema”, afirmó el mandatario.

También señaló que “existe una noción poco realista de lo que puedo lograr por mí mismo. El pensamiento parece ser que, si hago un discurso y si soy absolutamente persuasivo, de alguna manera el liderazgo republicano en el Senado va a cambiar su postura y va a decir: ¿saben qué?, el presidente está en lo correcto, deberíamos haber hecho esto desde el principio. Así no funcionan las cosas”.

Hay problemas con ambas premisas. Primero, porque los grupos pro reforma migratoria sí han sido críticos de los republicanos que se han dedicado a bloquear la mera posibilidad de considerar un plan de reforma. También han condenado enérgicamente las medidas que, ante la falta de una reforma migratoria amplia, se han impulsado a nivel estatal, como es el caso de la ley SB1070 de Arizona, y han denunciado la retórica antiinmigrante que domina el debate y que ha sido esgrimida principalmente por republicanos.

En las elecciones presidenciales del 2008 los propios votantes latinos optaron por favorecer a Obama con 67% de su voto sobre el senador republicano de Arizona, John McCain, quien sólo acumuló 31% del sufragio hispano a pesar de haber sido autor de un plan bipartidista de reforma migratoria integral.

En segundo lugar, las expectativas de lo que se podía lograr en materia de reforma migratoria no las generaron ni los grupos pro inmigrantes, ni los medios de comunicación en español, ni los votantes latinos. Las generaron Obama y sus asesores cuando era candidato presidencial y prometió esa reforma migratoria.

Lo que pasa es que la gente quizá no espera nada de quien los ataca, pero sí espera algo más que apoyo de quienes dicen velar por sus intereses.

Y hablando de promesas, la congresista demócrata de California, Loretta Sánchez, advirtió este domingo en el programa Al Punto, de Jorge Ramos, que si los demócratas pierden la mayoría en noviembre, no habrá voto sobre la reforma migratoria en 10 ó 20 años, pero que si la conservan, habrá un voto en “noviembre o diciembre”. “No sé si se apruebe, pero lo vamos a tomar (el voto)”, afirmó Sánchez.

Nadie le pide a Obama que realice milagros. Muchos entendemos que le tocó “bailar con la más fea”, es decir, y asumir el poder en uno de los momentos más críticos en la historia de este país: dos guerras y una crisis económica terrible. Muchos entendemos que la reforma migratoria siempre ha requerido de apoyo bipartidista porque la oposición también es bipartidista. Pero no deja de sorprender que a él a su vez le sorprenda el nivel de frustración de un sector con la falta de avance en materia migratoria.

Ojalá que al menos se logre un pago inicial para esa reforma mediante el avance de proyecto DREAM Act para legalizar a jóvenes indocumentados.

Según Obama, “si en consulta con el Caucus Hispano existe un sentimiento de que hay una oportunidad de hacer esto y que sería útil dar un pago inicial a una reforma migratoria integral, estoy feliz de tener esa conversación”.

Esta semana se inicia el Mes de la Herencia Hispana y comienza el ritual desfile de políticos y funcionarios tratando de granjearse a los latinos en año electoral con discursos salpicados de palabras en español y con señalamientos de lo que han hecho o lo que van a hacer en favor de esta comunidad. Pero esa comunidad también espera acciones.

Maribel Hastings es asesora ejecutiva y analista de America’s Voice

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