04/10/10 a 7:40pm por Maribel Hastings
Washington, DC – El sábado miles abarrotaron la zona del monumento a Abraham Lincoln a un mes de los comicios de medio tiempo que determinarán qué partido regirá las dos cámaras del Congreso, elecciones que siempre se interpretan como el primer referendo del desempeño de la administración de turno.
Quienes defienden una agenda progresista miden fuerzas con un movimiento conservador que busca capitalizar con el descontento del electorado en varios frentes, comenzando con la economía y el desempleo.
A menos de un mes del 2 de noviembre, reportó el diario The New York Times, muchas contiendas a nivel nacional se han tornado más fluidas y lo que antes pintaba como una barrida republicana en ambas cámaras, ahora parece un tanto más incierto. Pronto se sabrá.
El movimiento del “Tea Party” ha generado una lucha interna entre los conservadores que podría beneficiar a candidatos demócratas. Con todo, los conservadores parecen estar más energizados que la base demócrata cuando se inicia la marcha hacia las urnas.
De ahí la urgencia de los grupos que representan a la base del Partido Demócrata de afirmar que están unidos y listos para ayudar a su partido a permanecer en el control del Congreso para impulsar la agenda del presidente. Si con mayorías demócratas ha sido difícil, argumentan, peor lo será si esas mayorías se esfuman.
La pregunta es si los demócratas tendrán éxito en ofrecer un mensaje unificador y coherente que motive a la gente a votar.
La semana pasada, el vicepresidente Joe Biden, declaró que esa base tiene que “dejar de lamentarse” por lo que no se ha logrado y ponderar qué pasaría si los republicanos controlaran una o las dos cámaras del Congreso. El mensaje también está dirigido a los votantes independientes que en 2008 favorecieron a Obama y que según recientes sondeos, están molestos con el curso de las cosas.
Pero es complicado no lamentarse cuando no se encuentra trabajo o cuando no se concreta un asunto como la reforma migratoria, vital para muchas familias de situación migratoria mixta.
El Congreso recesó hasta pasadas las elecciones y en la Cámara Alta, el senador demócrata de Nueva Jersey, Bob Menéndez, presidente del Comité de Campañas Demócratas del Senado, presentó un proyecto de reforma migratoria integral que los republicanos denunciaron como una treta de última hora para congraciarse con los votantes latinos.
En CNN, Menéndez indicó que la presentación de la medida tiene tres objetivos: estar preparados para la posibilidad de discutir el tema después de los comicios, en la sesión del Congreso saliente; tener un proyecto si el asunto se considera a principios del 2011 al iniciarse el Congreso 112 (aunque el proyecto debería ser presentado otra vez); y convocar a los republicanos a unirse a la discusión.
¿Incidirá de alguna forma sobre el voto hispano esta propuesta? ¿Afectará la participación electoral de los latinos el que no se haya concretado esa reforma migratoria? ¿Serán las iniciativas antiinmigrantes en varios estados de la Unión detonante para la participación electoral de los hispanos?
En las elecciones generales de 2008 Obama se alzó con 67% del voto latino y con 75% del apoyo de votantes hispanos naturalizados motivados, en parte, por la promesa de la reforma migratoria.
Ahora sin reforma y con una tasa de desempleo de 12%, mayor al índice nacional, queda por ver si los hispanos marcharán a las urnas en noviembre, y cómo votarán, sobre todo en batallas donde podrían hacer la diferencia tanto si salen como si se quedan en casa.
El reto es motivarlos.
Como Biden, el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, cree que los demócratas deben dejar de lado las diferencias internas y mostrar un frente unido contra los republicanos.
Pero en Face the Nation, Richardson también habló de los desafíos del Partido Demócrata de cara a la elección: “no basta con decir dennos crédito porque evitamos que la situación fuera peor”. “Hay que conectar con la gente a nivel emocional”.
Conectar y cumplir.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva y analista de America’s Voice