12/04/10 a 3:14pm por Rafael Prieto Zartha
La ausencia de una solución federal al problema migratorio le ha dado vuelo a las ideas más malévolas en contra de la población inmigrante y ha despejado el camino para que esos conceptos nocivos se transformen en pliegos de legislación local nefasta que el fuero federal no controla actualmente.
En Arizona las fuerzas anti inmigrantes están a punto de convertir en realidad su sueño de criminalizar a los indocumentados mediante el proyecto de ley SB 1070, del senador estatal Rusell Pearce, que ya fue aprobado en todas las instancias requeridas en el Senado de Arizona.
El trámite de la propuesta HB 2632, versión gemela del proyecto de Pearce en la Cámara de Representantes estatal, ha tenido un paso expedito en el Capitolio en Phoenix.
“Lo más probable es que finalmente la aprueben en el pleno de la Cámara y la gobernadora Jan Brewer ya advirtió que la firmará como ley”, me dijo Janet Rodríguez, periodista de Telemundo, que ha seguido de cerca durante los últimos dos años el drama de los inmigrantes en Arizona.
El proyecto de ley autorizaría a las autoridades policiales a interrogar a cualquier “sospechoso” de ser indocumentado e impondría sanciones a los que provean albergue o den un “aventón” en sus vehículos a quienes carezcan de estatus migratorio.
La propuesta, que también penalizaría la contratación de jornaleros en las calles, dejaría a cerca de medio millón de indocumentados radicados en Arizona en la más absoluta situación de vulnerabilidad.
Pero si en Arizona “llueve” en otros lugares del país “no escampa”. En California, los aspirantes a la Gobernación Meg Whitman y Steve Poizner proponen abrogar el acceso que actualmente tienen los estudiantes indocumentados a las universidades estatales pagando una matrícula equivalente a la de residentes.
En Georgia está en camino de convertirse en ley el proyecto de legislación estatal SB67 que establecería que las pruebas para obtener la licencia de conducir se hagan únicamente en inglés.
Y en Carolina del Norte lo que ha causado desasosiego últimamente no son los proyectos de ley, sino la participación de agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) en una operación que concluyó con la incursión en una fiesta concurrida por latinos en un club nocturno y restaurante de Asheville.
De acuerdo con Bob McCarson, director del semanario La Voz independiente, se trataba de una operación contra pandilleros pero hasta ahora los cargos presentados contra los detenidos arguyen otros motivos y ICE tuvo que enviar un segundo comunicado corrigiendo datos originales.
“La gente está aterrada, siente que no está segura en ninguna parte”, me dijo Bob.
Entre tanto, de legisladores que han encabezado el debate migratorio surgen palabras de desconsuelo: “Pienso que (la reforma migratoria) no tiene los votos para pasar, pero se han hecho promesas políticas a un sector clave del partido en el poder”, dijo el senador Jon Kyl, en un encuentro con partidarios en Yuma, Arizona. Y agregó que “los republicanos usarán la oportunidad para ‘filibustear’” u obstaculizar el proyecto de ley.
Aflige que sea la afirmación de uno de los arquitectos del frustrado gran acuerdo de reforma de 2007. Un sancocho difícil de digerir, como diría el caricaturista Armando Caicedo.