05/08/10 a 7:29am por Maribel Hastings
Por Maribel Hastings
WASHINGTON – Érase una vez, dos senadores republicanos dieron la impresión de tener sentido común y de querer enmendar la maltrecha relación de su partido con la comunidad y los votantes hispanos de Estados Unidos.
Dos senadores que en debates migratorios previos enfrentaron los ataques de sus copartidarios por defender sus “principios” en un tema siempre explosivo. Es cierto que Lindsey Graham y John McCain, senadores republicanos de Carolina del Sur y de Arizona, respectivamente, han “frenado” su apoyo a un proyecto de reforma migratoria amplia y han permanecido inamovibles a las solicitudes de apoyo repitiendo como papagayos el argumento de “seguridad fronteriza primero”.
Sin embargo, se habían mantenido al margen de propuestas de cambios a la Decimocuarta Enmienda de la Constitución para negar la ciudadanía estadounidense automática a hijos de indocumentados. La sección que garantiza que personas nacidas o naturalizadas en Estados Unidos y sujetas a su jurisdicción son ciudadanas de este país es una de las piedras angulares de la Constitución.
Graham dice que la enmienda hay que actualizarla. “Estoy revisando las leyes que existen para ver si tienen sentido hoy en día”, asegura.
Aunque parece que tiene un mensaje en inglés en Fox, y otro en español para Univisión, que reportó ayer que Graham les dijo que consideraría la enmienda sólo cuando se haya abordado el tema de los millones de indocumentados que viven entre nosotros.
McCain, por su parte, apoya “el concepto” de audiencias sobre el tema, como propone un creciente número de figuras del liderazgo republicano del Congreso.
La política es canija y más en año electoral.
Parece que McCain todavía no perdona que los latinos no hayan votado por él en 2008, cuando se enfrentó a Barack Obama por la presidencia. Que los votantes hispanos optaran por las promesas del demócrata sobre las acciones del republicano, él, que trabajó de forma bipartidista con el senador demócrata Ted Kennedy por una reforma migratoria.
Su intento de garantizar un triunfo en la primaria republicana en Arizona el 24 de este mes lo lleva a apaciguar extremistas, aunque algunos sondeos digan que aventaja a su contendiente, el ex congresista antiinmigrante J.D. Hayworth.
Graham, por su parte, quiere ayudar a su amigo y ayudarse él mismo de cara a su reelección en 2014.
Claro está, cuando 41% de los republicanos piensan que “probablemente” o “definitivamente” el presidente Obama nació en el extranjero, como asegura una encuesta de CNN/Opinion Research, ya se sabe a quiénes quieren apelar estos dos senadores, aunque de todos modos los extremistas no los quieran.
Solitos siguen cavando su propia fosa con el voto latino. Solitos les dan armas a los demócratas quienes, también en año electoral, sólo tendrán que acusar a los republicanos de antiinmigrantes y no hacer nada más.
Además, ¿no pueden reunir ni 60 votos en el Senado para avanzar un proyecto de reforma amplia, pero creen que lograrán dos terceras partes de votos en cada cámara para alterar la Decimocuarta Enmienda? ¿No pueden aprobar un proyecto de ley y quieren enmendar la Constitución?
Hace tres años, el Consejo Nacional de la Raza (NCLR) premió a Graham por trabajar en favor de la reforma migratoria. Entonces el senador habló de su primer contacto con la comunidad hispana a través de Dan Garza, guía y amigo en sus años de capitán en la Fuerza Aérea.
“A nombre de todos los Dan Garza del mundo, vamos a resolver este problema (migratorio)… no vamos a usar a la gente como chivos expiatorios… vamos a decirle a los intolerantes que se callen, y vamos a hacer lo correcto”.
A ver si Graham se aplica su propio cuento.