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Esperando Liderazgo

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18/08/09 a 12:38pm por Maribel Hastings

Este jueves la Secretaria de Seguridad Nacional (DHS), Janet Napolitano, recibe en la Casa Blanca a representantes de organizaciones y otros sectores interesados en la reforma migratoria.

Como recordarán, la semana pasada el presidente Barack Obama declaró en México que esa reforma migratoria no se concretará este año, algo que prometió como aspirante presidencial en 2008. Ahora dice que es probable que a fines de este año haya un proyecto o “borrador” de proyecto de ley que sería presentado y debatido en el Congreso a principios del 2010.

Como también recordarán, Napolitano es la persona que Obama designó como el enlace entre la Casa Blanca, el Congreso y los sectores interesados para generar un diálogo que al final produzca un proyecto de ley.

Pero los grupos de presión están cada vez más incómodos por el hecho de que Napolitano haya centrado sus esfuerzos en aplicar leyes y ampliar programas controversiales, entre otros, el 287(g) que permite a policías locales actuar como agentes de inmigración. Existe la percepción (y las pruebas) de que la balanza de Napolitano está más inclinada a la aplicación de leyes dejando de lado el tema de una reforma de esas mismas leyes migratorias, incluyendo un plan de legalización que contribuiría a la aplicación más efectiva de dichas leyes.

Preocupa también que Napolitano y la administración Obama sigan el mismo rumbo de administraciones previas: mucha aplicación de leyes y promesas de legalización que no se concreten.

Llama la atención porque Napolitano fue la gobernadora de Arizona que en cada oportunidad hablaba de la urgencia de una reforma amplia para poder aplicar de manera efectiva las leyes migratorias porque de nada sirve si de todos modos hay millones de indocumentados entre nosotros, una especie de “amnistía silenciosa”, llegó a escribir. Dijo que los muros físicos no funcionan porque siempre habrán formas de burlarlos.

Claro está, cuando le tocó dirigir la masiva agencia que incluye a la Oficina de Inmigración y Controles Aduanales (ICE), su tono cambió.

Ahora apenas menciona el tema de la reforma integral que se supone promueva, como en junio ante el Desayuno Hispano Nacional cuando dedicó el grueso de su discurso a la necesidad de preparase para casos de desastre. Espero que no sea augurio de lo que se avecina.

O la semana pasada en una conferencia fronteriza donde declaró que “mientras aplicamos las leyes que tenemos se nos ha encargado reformar las leyes existentes . Eso, claro está, es responsabilidad del Congreso y buscaremos la forma de trabajar con el Congreso sobre eso. Pero en el DHS no vamos a sentarnos a esperar por un cambio en las leyes. Vamos a aplicar las leyes que hay pero vamos a enmendar la forma en que hacemos las cosas”.

Es cierto que el Congreso es quien finalmente aprueba o rechaza proyectos de ley. Pero también hay algo que se llama liderazgo y que se espera que ella lo demuestre en su papel de buscar consenso en torno a una potencial reforma. Liderazgo que también deben evidenciar Obama, quien finalmente es su jefe, y el Congreso de mayoría demócrata que controla la agenda legislativa.

Los grupos de presión esperan ver liderazgo en la reunión del jueves.

La comunidad inmigrante también lo espera, así como los casi siete de cada diez votantes latinos que apoyaron a Obama en noviembre. Su paciencia ha sido enorme con los dos partidos que han controlado el Congreso y la Casa Blanca en los últimos años, sobre todo con los demócratas que aseguran velar por sus intereses. Pero la paciencia se está tornando en frustración porque finalmente cualquiera se cansa de escuchar el mismo sonsonete con diferente orquesta.