Miles de niños han estado en riesgo de envenenamiento por plomo como resultado de la actual crisis de agua en Flint, Michigan. Pero mientras los legisladores están luchando por asegurar el suministro de agua potable a los habitantes, están surgiendo informes de otras poblaciones vulnerables que enfrentan serios peligros debido al agua contaminada.
Según ABC12, al menos 1,000 inmigrantes indocumentados que han vivido durante mucho tiempo en Flint están evitando ir a los centros de distribución de agua de la ciudad por temor a que el revelar su estatus migratorio los exponga a una posible deportación y separación de sus hogares y familias:
Lucía ha vivido en Flint durante más de una década. Ella se fue de México hace 23 años. No usamos el nombre ni el rostro de esta madre soltera porque es indocumentada.
“No estoy aquí legalmente. Siempre tengo miedo de que me vayan a arrestar y luego a deportarme”, dijo.
Lucía supo del plomo en el agua de Flint hace cuatro meses por su hijo. Desde entonces, ella ha estado comprando agua embotellada, y no se ha acercado a un centro de distribución tras una experiencia reciente.
“Me acerqué para ver lo que estaban dando, y era agua. Y lo primero que me preguntaron fue por mi licencia”, dijo.
Algunos grupos locales han ido discretamente hacia el lado este para tratar de distribuir agua, pero el problema es que muchos de esos inmigrantes indocumentados tienen miedo, y ni siquiera les abrirán la puerta.
“A algunas personas que hemos encontrado les pone nerviosas el hecho de ser halladas. Quieren evitar hablar con cualquier extraño”, dice el diácono Paul Donnelly, de la iglesia Santa María.
Algunos de estos inmigrantes prefieren comprar agua embotellada para bañarse, cocinar o tomar, lo que puede convertirse en algo verdaderamente costoso. Según la información, otros inmigrantes, debido a la barrera del lenguaje, simplemente desconocen el problema del plomo en el agua.
Esto es algo preocupante, y nos hemos dado cuenta de que los medios periodísticos nacionales están en busca de más información (si usted es un inmigrante indocumentado directamente afectado por la crisis de agua en Flint, por favor díganos).
Esta es una crisis de salud pública y humanitaria, y los funcionarios deben aclarar muy pronto si los inmigrantes indocumentados de Flint —muchos de los cuales pagan sus impuestos locales como cualquier otro habitante de la ciudad— pueden tener acceso seguro al agua en los centros de distribución, sin temor debido a su estatus migratorio.