Al aproximarse las fiestas decembrinas, hay más de un republicano que llena perfectamente el rol del Grinch que quiso robarse la Navidad. Más de 800 mil DREAMers o Soñadores quieren saber si el presidente electo, Donald Trump, será ese Grinch y hará realidad varias de sus amenazas, como la de revocar la Acción Ejecutiva para los Llegados en la Infancia (DACA) que le ha dado normalidad a sus vidas con un permiso de trabajo y protección de la deportación.
Pero el senador republicano de la Florida, Marco Rubio, parece querer competir por el mismo papel, pues dijo en Meet the Press, de la cadena NBC, que Trump no debe renovar el programa. “Diría que si lo tienes (DACA), lo tendrás por lo que reste del periodo, pero no podrás renovarlo”, declaró un frío Rubio. DACA se renueva cada dos años.
Claro está, Rubio de inmediato agregó que en ese lapso se puede tratar de lograr algo legislativamente, tanto para los DREAMers como para “los que han estado aquí por mucho tiempo que no son criminales para permitirles obtener algún estatus legal de forma legal y no de manera anticonstitucional, como lo que es DACA”.
Rubio no dice que en 2010 su Partido Republicano mató el proyecto de ley DREAM Act para legalizar a estos jóvenes que fueron traídos por sus padres sin documentos cuando eran niños, y que son estadounidenses en todos los sentidos, excepto por un papel que lo confirme. El proyecto de ley avanzó en la Cámara Baja, pero murió en el Senado cuando cuarenta y un “Grinches”, 36 republicanos y cinco demócratas, que “un diciembre muy helado se sintieron muy malvados” impidieron su avance.
Tampoco dice que en 2013 el Senado aprobó un plan de reforma migratoria que Rubio primero apoyó y luego denunció cuando sintió que impulsarlo lastimaría sus futuros intentos de llegar a ser el nominado presidencial republicano. El proyecto murió en la Cámara Baja cuando el liderazgo republicano ni lo sometió a debate ni presentó su propia propuesta.
Un año antes, en 2012, el presidente Barack Obama giró la orden ejecutiva que estableció DACA y ahora la interrogante es qué pasará cuando Trump asuma la presidencia el 20 de enero de 2017.
La proximidad de las fiestas es motivo de alegría para muchos; de tristeza y nostalgia para otros. Para los indocumentados y sus familiares ciudadanos y residentes permanentes representan otro año que pasa sin poder ver a familiares en sus países de origen; otro año que pasa sin saber si la familia permanecerá unida porque pasa otro año y no hay reforma. Y para completar el cuadro, vienen figuras como Rubio a incrementar su incertidumbre.
En el cuento, el Grinch creyó que robándose los regalos, los adornos y el banquete les quitaba el espíritu navideño a los habitantes de Whoville, pero no fue así. Ahora los Grinches repubicanos con sus amenazas creen que le robarán el espíritu de lucha a los inmigrantes y a sus aliados. Nada más lejano a la realidad. Queda por ver si como al Grinch, el tamaño de sus corazones se triplica para sentir empatía por esa comunidad y promover soluciones prácticas y humanitarias.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva de America’s Voice