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El dilema migratorio de los conservadores

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21/02/10 a 12:01am por Maribel Hastings

La falta de acción a nivel federal en pos de una reforma migratoria integral no sólo ha supuesto la continuidad de la incertidumbre de millones de familias en el país, sino que ha dado nuevos bríos a figuras anti inmigrantes que aprovechan la actual coyuntura para tratar de resucitar políticamente.

El caso más reciente es el del ex congresista republicano de Arizona, J.D. Hayworth, cuyas posturas anti inmigrantes y casi obsesión con el tema lo llevaron a perder su escaño en los comicios de medio periodo de 2006 ante un demócrata que apoyaba la reforma migratoria.

Ahora Hayworth, apoyado por dos joyitas del movimiento anti inmigrante, el alguacil de Maricopa Joe Arpaio, y Chris Simcox, cofundador del Minuteman Civil Defense Corps, quiere enfrentar al senador John McCain por la nominación republicana para el escaño que ocupa el veterano senador. La primaria es el próximo mes de agosto.

McCain, buscando la reelección, sigue con el mismo mensaje que esgrimió como candidato presidencial: que el control de la frontera es primero al tiempo que defiende la necesidad de un programa de trabajadores temporales. Pero, como en 2008, sigue manteniéndose a raya de cualquier debate sobre este asunto.

Aunque los sondeos favorecen a McCain, el reto de Hayworth vuelve a poner de manifiesto el dilema de los republicanos en su manejo del tema migratorio; la idea de que mientras más a la derecha se coloquen y mientras más apelen a los ultraconservadores, cumplen con apaciguar a su base así sea a costa de su viabilidad como partido nacional.

McCain lo vivió en carne propia en 2008: mientras más se apartó de defender la reforma migratoria que promovió, más alejó a los votantes latinos.

Curiosamente, mientras Hayworth y compañía alardean de sus credenciales de mano dura en el frente migratorio, un grupo de latinos conservadores avanza una iniciativa para atraer a los hispanos al movimiento conservador.

El llamado ‘Proyecto Latino’ es promovido por la organización American Principles Project (APP), y Alfonso Aguilar, analista de APP y ex funcionario migratorio bajo la administración de George W. Bush, declaró, según la Agencia EFE, que “la reforma migratoria es el tema que frena el apoyo de los latinos al movimiento conservador”.

A eso le agregaríamos que es la forma en que algunos integrantes del Partido Republicano han echado mano del tema migratorio para satanizar a los inmigrantes y ofender a la comunidad hispana en general.

Aguilar le dijo al diario The Washington Times que “ahora tenemos un presidente demócrata, un Senado y una Cámara Baja abrumadoramente demócratas, y en el año pasado no han hecho nada”. Y agregó que “fueron republicanos como (el presidente) Reagan y (el presidente) Bush, quienes comenzaron a vislumbrar la forma de arribar a una política migratoria razonable que beneficie a nuestra nación”.

En este espacio hemos criticado en numerosas ocasiones la falta de acción de los demócratas en el frente migratorio y hemos advertido sobre el riesgo que corren de desilusionar a los votantes hispanos rumbo a los comicios de medio periodo en noviembre o las generales de 2012, votantes que pueden optar por no ir a las urnas.

Si bien es cierto que la inmigración no ocupa el primer puesto en las prioridades de una comunidad hispana abatida como el resto del país por la falta de empleos y de seguro médico, el asunto migratorio sí define cómo votan algunos hispanos, sobre todo los electores latinos inmigrantes que representan 40% del universo de votantes hispanos.

También hemos criticado al sector republicano recalcitrante que usa al inmigrante como chivo expiatorio, lo etiqueta de criminal, y básicamente logra con su retórica anti inmigrante dominar el discurso de ese partido en el rubro migratorio.

Dicen que para solucionar un problema lo primero es admitir que existe. Ojalá que el ‘Proyecto Latino’ pueda convertirse en la conciencia del Partido Republicano y sirva para contrarrestar a los Hayworth, a los Tom Tancredo y a los Steve King que sólo frenan y distorsionan el debate.

Políticamente les conviene, como han venido diciendo durante años figuras como el ex senador republicano de Florida, Mel Martínez, cuyo apoyo a la reforma migratoria también lo marginó entre los ultraconservadores.

De hecho, lo mejor para la comunidad latina sería que los partidos se peleen por su apoyo y no lo den como un hecho, pero que, claro está, demuestren ese respaldo con acciones y no sólo con palabras bonitas o frases trilladas.

Después de todo, no hay que olvidar que el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones.