23/03/10 a 8:44am por Rafael Prieto Zartha
El documental “El Trato de los Senadores” que transmite HBO comienza con imágenes del desierto de Arizona y una voz que describe los espantosos detalles de la agonía que experimentan los indocumentados antes de morir víctimas del sol calcinante en la frontera.
Quien habla es el senador republicano John McCain, quien sale en la pantalla diciendo que esa abominable situación tiene que parar.
Posteriormente se ve la figura corpulenta del fallecido senador demócrata Edward Kennedy caminando pesadamente en el Capitolio, quien segundos después aparece arengando a la multitud durante una de las apoteósicas manifestaciones que protagonizaron los hispanos en el corazón de Washington en 2006.
La cinta hace una cronología de la vida, pasión y muerte del proyecto de reforma migratoria que feneció el 28 de junio de 2007.
El documental toma como punto de partida el encuentro de los ex presidentes George W. Bush y Vicente Fox en la Casa Blanca antes de que los ataques terroristas del 11 de septiembre destrozaran un arreglo migratorio que parecía inatajable.
De ahí en adelante los cineastas le hacen seguimiento a la trama de lo que ocurrió entretelones hace tres años y el papel que jugaron algunos de los personajes más representativos del frustrado intento de reforma.
Del nirvana que representó el gran acuerdo bipartidista, el filme lleva al televidente al infierno del bombardeo inclemente contra el proyecto legislativo de los senadores Jeff Sessions y David Vitter.
Tras ver el documental completo mi mente quedó permeada con la abnegación y la capacidad de sacrificio de quienes pusieron su cuello en el filo de la guillotina para que se lograra la legalización de los 12 millones de indocumentados.
Frank Sharry, entonces con el Foro Nacional de Inmigración (NIF), advirtió sobre la debacle que hoy vivimos y los terribles alcances de las medidas restrictivas si la reforma no se aprobaba.
Y su predicción resultó realidad. Las deportaciones se han desbordado a tal punto que el propio Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) ahora pasan por la vergüenza de corregir sus propias cifras, lo que a todas luces suena “trucho”.
Hoy, 900 días después del hundimiento de la reforma, los actores esenciales son diferentes. El León del Senado se nos fue cuando más necesitábamos su carisma, su experiencia y sabiduría. Y el senador McCain no parece tener los mismos bríos en torno al tema, además de que después de su derrota en las presidenciales, enfrenta actualmente la cruel férula de los contradictores de su propio partido.
El domingo no menos de 200 mil personas se congregaron en Washington para gritar a todo pulmón que quieren una reforma migratoria “ahora”.
Además de ver a varios congresistas en vivo, el mar de personas pudo mirar al presidente Barack Obama en las pantallas gigantes reiterando su compromiso con la legalización de los indocumentados, mediante un mensaje pregrabado.
Sin embargo, los hispanos que ansían que la reforma migratoria integral sea una realidad en 2010 no van a perdonar jamás a quienes se burlen de ellos presentándoles trucos de magia que simplemente son un placebo para hacerles creer que su sed de una solución amplia y justa se puede calmar.
Rafael Prieto Zartha es asesor de medios de comunicación en español de America’s Voice