16/08/10 a 11:07am por Maribel Hastings
Por Maribel Hastings
WASHINGTON – Tremendo revuelo armó el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, al decir que no sabe cómo “alguien de herencia hispana” puede ser republicano. Su declaración generó críticas de republicanos y llevó a la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO) a recordarle que la comunidad hispana también es ideológicamente diversa.
“NALEO aprecia la importancia y el enorme valor de participar en todos los partidos políticos”, dice el comunicado.
El comentario de Reid se produce en medio de su contienda de reelección en Nevada ante la candidata republicana, Sharron Angle, quien ejemplifica todo lo que debe hacerse para espantar al voto latino, aunque esa es otra historia.
Pero también lo dijo en el marco de la aprobación por el Congreso de mayoría demócrata y de la promulgación, por el presidente Barack Obama, de 600 millones de dólares para seguridad fronteriza, lo único que ha avanzado legislativamente, hasta ahora, sin que medie una reforma migratoria.
No se trata de oponerse a la seguridad. Lo cuestionable es que los promotores de esa seguridad no quieran regularizar a millones de indocumentados que llenen determinados requisitos vendiendo la idea de que todos pueden ser deportados; que critiquen la inmigración indocumentada pero no reformen un sistema disfuncional que muchas veces la promueve; que no quieran saber quiénes están en nuestro entorno; y que piensen que con otros 1,500 agentes y dos aviones no tripulados de vigilancia solucionan el problema.
Los republicanos cargan con el trofeo cuando de retórica antiinmigrante, propuestas descabelladas y bloquear acción legislativa se trata, pero los demócratas les siguen el juego y el resultado es más de lo mismo. Como dice el refrán, “tanto peca el que mata a la vaca como el que le agarra la pata”.
Los demócratas que dicen apoyar la reforma migratoria integral no tienen mucho que mostrar en ese frente excepto promesas, excusas, más deportaciones y la ampliación de cuestionables programas migratorios de colaboración con gobiernos locales y estatales. Es la “estrategia” de “mano dura” que “conseguirá votos” para la reforma, aseguran. Con amigos así…
Que conste que siempre he reconocido que cuando menos Reid llevó medidas de reforma migratoria al pleno del Senado, algo que no puede decirse de la Cámara Baja.
Los republicanos proveen joyitas como la propuesta de enmendar la Constitución para negar la ciudadanía a niños de padres indocumentados; y teorías como la esbozada por una legisladora estatal de Texas de que las turistas vienen aquí a dar a luz a bebés ciudadanos que luego serán terroristas. Nos han dado la SB1070 e intentonas de medidas similares o más restrictivas, como la propuesta del fiscal general republicano de Florida y precandidato a gobernador, Bill McCollum. Hasta la congresista republicana de ese estado, Ileana Ros-Lehtinen, dijo estar “sorprendida” y “decepcionada” con la acción de McCollum.
La Secretaria de Seguridad Nacional (DHS), Janet Napolitano, afirma que “el presidente puede abogar. Puede implorar. Puede proveer ideas. Puede acordar un marco de trabajo, como ya lo ha hecho. Puede dar un importante discurso que explique lo que se requiere. Pero sólo el Congreso puede aprobar un proyecto”. Lo mismo decía su predecesor, Michael Chertoff, cuando los republicanos controlaban la Casa Blanca.
Pasando revista por los logros legislativos de esta administración, el jefe de despacho de Obama, Rahm Emanuel, declaró que “lo que dijo que iba a hacer, lo hizo”. No todo, Sr. Emanuel.
Los hispanos pueden ser demócratas, republicanos o independientes; pueden apoyar o rechazar la reforma migratoria. Lo que pasa es que a los votantes latinos que sí esperamos acción sobre esa reforma migratoria igual nos habría dado votar por el ‘Partido por la Mitad’ porque en ese tema tanto republicanos como demócratas nos han partido la…esperanza.
Maribel Hastings es asesora ejecutiva y analista de America’s Voice