WASHINGTON – Varios asuntos quedaron claros en la primera audiencia en una década sobre el proyecto DREAM Act de legalización de jóvenes indocumentados que condujo hoy el panel de Inmigración del Senado: la administración de Barack Obama reiteró que no planifica girar una orden ejecutiva que ampare de la deportación a estos jóvenes, como grupo, mediante la acción diferida, aunque aseguró que no son prioridad para la deportación; y que el nivel de cinismo de algunas figuras republicanas, como el senador de Texas, John Cornyn, no parece conocer límites.
Las partes a favor y en contra del proyecto que aguarda avanzar hace una década expusieron los puntos que ya conocemos. Por un lado, los demócratas hablaron de cómo se trata de jóvenes que no deben pagar por las acciones de otros, que sólo quieren contribuir a Estados Unidos con su talento, profesionalismo y servir en las Fuerzas Armadas; que representan una ganancia económica para este país, para su competitividad mundial, y para su seguridad . De otra parte, se escucharon los argumentos republicanos de siempre: igualar el DREAM Act con una amnistía y equiparar a los beneficiarios, los Soñadores, con criminales.
La Secretaria de Seguridad Interna (DHS), Janet Napolitano, instó a la aprobación del proyecto de ley en tanto puede concretarse una reforma migratoria integral.
Fue muy clara, empero, en recalcar que a pesar de los que estén solicitando algunos grupos, el DREAM Act no se obtendrá por la vía administrativa.
Napolitano se refiere a la solicitud formulada al presidente Obama por los propios jóvenes, por grupos que promueven el DREAM Act y por senadores demócratas para que utilice su poder ejecutivo y gire una orden que ampare de la deportación a estos jóvenes no caso por caso sino como clase o grupo mediante la acción diferida mientras se logra la aprobación del proyecto ya sea de forma independiente o como parte de una reforma migratoria integral.
“El presidente ha sido muy firme en esto. En reuniones con grupos que desean que él aborde el tema de manera administrativa ha dicho que no. Le corresponde al Congreso debatir esto”, afirmó Napolitano.
La funcionaria, empero, enfatizó que esos jóvenes no constituyen una prioridad en los esfuerzos de deportación de la agencia.
Sin embargo, muchos jóvenes siguen enfrentando y batallando órdenes de deportación. Las acciones diferidas se han concedido caso por caso.
El senador republicano de Iowa, Charles Grassley, cree que las nuevas directrices del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) de prioridades sobre deportaciones supondrán una “amnistía” para los Soñadores y le pidió a Napolitano que lo mantenga informado sobre cada acción diferida individual que se conceda.
Esta es sólo una pequeña muestra de lo que enfrentaría la administración Obama de parte de los republicanos si considerara una orden ejecutiva para amparar a los Soñadores como clase: que está pasando por alto al Congreso para conceder amnistías.
Pero quizá la mejor prueba de por qué no han avanzado ni la reforma migratoria amplia ni el DREAM Act en el Congreso la ofreció el senador republicano Cornyn, de Texas.
Cornyn es una de las figuras republicanas que en el pasado ha auspiciado planes bipartidistas de reforma migratoria integral para luego torpedearlos.
Una de sus mejores joyitas de la audiencia fue cuando dijo estar “decepcionado” de que el presidente Obama no haya cumplido con su promesa de promulgar una reforma migratoria integral en el primer año de su gestión.
“No cumplió su promesa y me siento decepcionado de su falta de liderazgo”, declaró Cornyn.
También se lamentó de que el tema migratorio se emplee como arma política.
Lo dice quien siempre usa el asunto como arma política para atizar a su base y quien a cada paso ha entorpecido cualquier esfuerzo de impulsar esa reforma y el DREAM Act.
Cornyn cree que declararse decepcionado de Obama o del liderazgo demócrata es suficiente para encubrir el enorme papel que su Partido Republicano ha tenido en desviar tanto el DREAM Act como la reforma amplia.
Si bien es cierto que algunos sectores habrían querido ver un mayor liderazgo demócrata en el impulso de la reforma o del DREAM Act, también es cierto que para aprobarse en el Congreso no puede hacerse con un solo partido porque no todos los demócratas apoyan las medidas. En diciembre pasado el DREAM Act murió en el Senado por cinco votos. Los cinco demócratas que votaron en contra habrían hecho la diferencia, pero también la habrían hecho cinco de los 36 republicanos que se opusieron a avanzar la medida. Se necesitan votos republicanos, los mismos votos que Cornyn no ha ayudado a conseguir aunque siempre cacarea de lo quebrantado de nuestro sistema migratorio.
Las reiteraciones a favor del DREAM Act son siempre bienvenidas porque no hay que quitar el dedo del renglón. Se trata de un proyecto de ley justo y necesario. Lamentablemente no se conseguirá mientras cínicos como Cornyn sólo critiquen y no cooperen.