12/06/09 a 3:14pm por Maribel Hastings
La Casa Blanca pospuso por segunda vez en un mes la reunión sobre la reforma migratoria que debía sostener el presidente Barack Obama con líderes de ambos partidos del Congreso para discutir los pasos a seguir en el frente migratorio. Confiemos en que, como dice el refrán, a la tercera sea la vencida.
El encuentro programado para el 8 de junio se pospuso hasta el 17 de junio, pero ahora tampoco habrá reunión ese día. La nueva fecha, ellos la sabrán, así como las razones para el aplazamiento. Se ha indicado que son conflictos de agenda y que se está programando la nueva fecha.
Pero no hay que ver el retraso como un revés porque la plática es ineludible. Obama empeñó su palabra y prometió acciones comenzando este año del cual ya han pasado seis meses.
Asimismo, en estos días los líderes demócratas han declarado su apoyo a iniciar el debate este año.
El líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, ofreció esta semana varias entrevistas a medios en español y según reportó la AFP, Reid dijo que “pongo la reputación del Partido Demócrata en juego por la (reforma) migratoria”.
Cuando menos Reid puede decir que ha llevado el plan de reforma al pleno del Senado en ocasiones previas, más recientemente en el año 2007, aunque no se hayan logrado los resultados esperados.
Reid también representa al estado de Nevada, donde el voto hispano ha probado ser vital y donde el tema de la reforma también lo es, y es entendible que enfrentando la reelección el año entrante también esté dispuesto a presionar por este asunto.
Lo cual demuestra que Reid entiende por qué es importante abordar este asunto desde el punto de vista meramente político.
Casi 70% de los hispanos votaron por Obama el pasado mes de noviembre y fue Obama el que prometió acción en el rubro migratorio, como candidato y como presidente.
Han sido líderes demócratas del Congreso los que han dicho que el tema se abordará, comenzando este año, tras las reformas de salud y energía.
Los republicanos tampoco se escapan porque con su reputación por los suelos entre los hispanos, apoyar la reforma migratoria podría redimirlos entre ese importante sector electoral.
La acción apremia porque sólo restan seis meses de este año y lo óptimo sería concretar el proceso en los primeros meses del 2010 antes de que la política de las elecciones de medio período lastimen las posibilidades de la reforma.
Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, lo explicó de este modo:
“Aunque nos decepciona que la reunión se haya retrasado, confiamos en que la reforma migratoria avanzará este otoño. En varias ocasiones el presidente ha prometido promover este asunto y pensamos que es un hombre de palabra”, dijo Sharry.
Y agregó que una vez el presidente inicie el debate, “todos los ojos estarán puestos en el Congreso para ver si los líderes demócratas avanzan el plan, y si los líderes republicanos reconocen que tienen que hacer lo correcto en este asunto a riesgo de seguir aislando al sector de nuevos votantes de más rápido crecimiento (los hispanos), y de seguir acentuando su reputación de ser un partido que a todo se opone, el partido del no”.
La inacción no es la salida porque el problema no desaparece con ignorarlo y por sus consecuencias a todos los niveles: humanitarias, económicas, de seguridad y políticas. Estas últimas, obviamente, son de especial importancia para los funcionarios electos.
Así lo resumió la semana pasada el pastor Samuel Rodríguez, Jr., presidente de la Conferencia Nacional de Liderazgo Cristiano Hispano:
“Si el presidente Obama este año no pasa ésto, en el 2010 habrán consecuencias. Así mismo como el latino castigó en el 2006 al Partido Republicano, el latino puede castigar en el 2010 a los demócratas. Esa es la palabra de advertencia”.